Tremp, Lleida. En pleno corazón del Pallars Jussà, el pequeño y entrañable pueblo de Tremp acaba de vivir una celebración histórica: el centenario de su querido Orfeón.
Fundado en 1924, este coro ha sido mucho más que una agrupación musical; ha sido, durante cien años, el alma sonora de la comunidad, testigo de su evolución social y reflejo de su espíritu colectivo.
El Orfeón de Tremp nació en tiempos difíciles, cuando la cultura era una herramienta de resistencia, unión y esperanza. A lo largo de generaciones, sus voces han acompañado bautizos, bodas, funerales, festivales, misas solemnes, actos cívicos y, por supuesto, conciertos memorables. Ha sobrevivido guerras, exilios, crisis económicas y transformaciones sociales, sin perder nunca su esencia: cantar para unir.
Una celebración para la historia
El 31 de mayo Tremp ha vivido una jornada inolvidable. El teatro La Lira, repleto de paisanos, ha acogido el concierto de despedida del centenario del Orfeón de Tremp. Un acto que ha sido mucho más que un recital: ha sido una fiesta coral, cultural y popular que ha unido sobre el escenario y en las butacas el alma de todo un pueblo.
Y es que el Orfeón de Tremp, con sus cien años de historia, no es simplemente un coro. Es una de las instituciones más queridas y simbólicas del municipio. Su existencia es una obra colectiva, hecha de voces que cantan, pero también de corazones que laten al unísono.
El concierto del siglo
La cita de hoy ha sido, sin duda, uno de los momentos culminantes del año de celebraciones. A la actuación del Orfeón se han sumado otras formaciones emblemáticas de Tremp: la Colla de Gegants, L´Esbart Dansaire Francesc Pujol, L´Escola Municipal de Música y los Malfargats del Pallars. Cada uno, como un símbolo mas de la solidaridad de un pueblo, ha aportado su arte: los gigantes desfilando majestuosos, los dansaires con sus coreografías llenas de tradición, y los castellers con su fuerza, equilibrio y emoción.
El escenario de La Lira se convirtió así en un mosaico vivo del patrimonio cultural de Tremp. Y en las butacas, el pueblo entero acompañaba con emoción. Abuelos que un día cantaron en el Orfeón, niños que miraban asombrados, familias enteras vibrando con cada actuación. La complicidad era palpable. El orgullo, compartido. La atmósfera, mágica.
El programa conmemorativo ha incluido un emotivo concierto especial, donde se interpretaron obras clásicas del repertorio coral catalán, así como piezas contemporáneas que han marcado etapas recientes del coro. Participaron antiguos y actuales integrantes, algunos llegados desde lejos solo para volver a cantar con sus compañeros.
Más que un coro: un vinculo inquebrantable
El Orfeón no es solo un grupo musical, es un testimonio que ha ido pasando de padres a hijos; en algunos momentos han cantado a la vez abuelos, hijos y nietos. Comparten no solo la música sino la vida.
A lo largo de estos cien años, el Orfeón ha sido también una escuela de vida. Ha enseñado valores como la constancia, la colaboración y la sensibilidad artística. Ha sido espacio de acogida, de crecimiento personal, de encuentros que se han convertido en amistades duraderas, e incluso en historias de amor.
Mirando hacia el futuro con la fuerza del pasado
Lejos de convertirse en una reliquia del pasado, el Orfeón de Tremp mira al futuro con entusiasmo. Nuevas generaciones se han incorporado, aportando frescura y nuevas ideas. Se plantean colaboraciones con escuelas, intercambios con coros de otras regiones, y la incorporación de repertorios más modernos y diversos.
En un mundo cada vez más acelerado y digital, el Orfeón sigue siendo un espacio de conexión humana auténtica. Cantar juntos, en armonía, sigue siendo un acto profundamente transformador. Al final, es la voz de todo un pueblo.
Tampoco se trata de un entidad profesional ni un proyecto artístico financiado desde fuera. Es, desde sus orígenes, la suma de voces del pueblo, una iniciativa popular nacida del deseo de expresarse, de reunirse, de crecer juntos. Es gente corriente —panaderos, maestras, agricultores, estudiantes, jubilados— que después de sus jornadas laborales se sientan frente a una partitura, afinan el oído, atemperan el alma y construyen armonías que solo existen si todos aportan.
Los ensayos roban horas al descanso, viajes que se pagan de bolsillo, conciertos en los que se canta bajo la lluvia o con frío en los huesos. Pero, también supone formar parte de algo más grande que uno mismo. Cada nota, cada acorde, es un acto de generosidad: se canta no para brillar individualmente, sino para aportar a la armonía común.
Cien años después de su fundación, el Orfeón de Tremp nos recuerda algo esencial: que cuando la gente se une para crear, el resultado es más que arte. Es comunidad. Es identidad. Es alma.
“La Conca de Tremp”: La Sardana que se convirtió en himno y el “contrapás” centenario con alma pallaresa
En el corazón del Pallars Jussà, la música de la sardana resuena con especial emoción cuando suena “La Conca de Tremp”, una composición emblemática del maestro Jaume Ventura Tort, figura destacada del repertorio sardanista catalán, quien dejó un legado de más de 180 sardanas a lo largo de su carrera.
Esta sardana en particular no es solo una más en su extenso catálogo. “La Conca de Tremp” nació del profundo cariño que el maestro sentía por la localidad de Tremp, donde acostumbraba a veranear. Durante sus estancias en esta ciudad rodeada de montañas y naturaleza, Ventura conectó con su gente, sus paisajes y sus tradiciones. Fue esa vivencia íntima y repetida lo que inspiró una de sus piezas más entrañables.
Compuesta con sensibilidad y conocimiento del alma pallaresa, “La Conca de Tremp” ha trascendido su carácter de danza tradicional para convertirse en un verdadero himno local. Desde su estreno, ha sido interpretada en innumerables ocasiones, y no hay celebración importante en Tremp —ya sea una fiesta mayor, una cita institucional o un acto popular— en la que no se escuche esta melodía. Suena, se baila y se canta, y con cada interpretación, se renueva el vínculo emocional entre la música y la comunidad.
La obra destaca no solo por su belleza melódica, sino también por su capacidad para evocar el paisaje y el espíritu de la Conca. Quienes la escuchan reconocen en sus compases la serenidad de los campos, el eco de las montañas y la calidez humana de sus habitantes.
El “Contrapàs”: otra joya singular y exclusiva de Tremp
En la riqueza del folclore catalán, el "Contrapàs" de Tremp ocupa un lugar muy especial. Se trata de un baile tradicional, solemne y profundamente arraigado en la identidad local, del cual se tiene constancia documentada desde 1906. Más de un siglo después, sigue vivo gracias al compromiso de la comunidad trempolina con su patrimonio inmaterial.
El “Contrapàs” es un baile que mezcla elegancia y espiritualidad. Su origen se remonta a formas medievales de danza procesional, caracterizadas por un ritmo pausado, pasos marcados y una coreografía que se ejecuta en grupo. En Tremp, esta danza adquirió características propias, convirtiéndose con el tiempo en una manifestación cultural única en la comarca del Pallars Jussà.
A lo largo de las décadas, el "Contrapàs" ha sido interpretado en contextos religiosos y festivos, especialmente durante la Semana Santa y las Fiestas Mayores. Su función va más allá del simple entretenimiento: se trata de una expresión de comunidad, de respeto a los ancestros y de orgullo identitario.
Por todo ello, el Ayuntamiento de Tremp tomó una decisión significativa: declarar el “Contrapàs” Bien Cultural de Interés Local (BCIL). Esta distinción reconoce no solo su valor histórico y artístico, sino también el esfuerzo colectivo por mantener viva una tradición que ha pasado de generación en generación.
Un siglo cantando juntos... y lo que queda por cantar
La celebración del centenario no es un punto final, sino un punto de inflexión. Nuevas generaciones ya han tomado –aunque con dificultad- el relevo, con ideas frescas pero con el mismo espíritu. Porque mientras haya alguien dispuesto a poner su voz al servicio del grupo, el Orfeón seguirá vivo. Es la historia de los pueblos. Ojalá se repita en muchos pueblos.