¿Quién dijo que el invierno no es para viajar?
¿Por qué viajar cuando viajo todo el mundo? ¿Y todos al mismo sitio? Multitudes en las calles, colas para hacer fotos o en los restaurantes, transporte público lleno y atascos: esto es lo que se encuentra la mayoría de los viajeros cuando exploran destinos populares.
Aunque se compensa con la emoción de visitar un lugar nuevo y largamente deseado, corren el riesgo de perderse la singularidad del lugar que visitan y también de afectar negativamente al entorno local.
La empresa Kiwi revela, basándose en los datos de volumen de reservas mensuales de los últimos años, las mejores épocas del año para visitar algunas de las ciudades más populares para los españoles con tranquilidad y, con ello, el encanto de poder disfrutar de una experiencia auténtica.
Venecia
La ciudad de los canales es uno de los lugares más bellos del mundo, pero el turismo de masas está ejerciendo un fuerte impacto sobre la ciudad. Tanto es así que el ayuntamiento va a prohibir los altavoces y los grupos turísticos de más de 25 personas, entre otras medidas como aplicar una tasa de cinco euros a quienes pasen el día en Venecia (y no pernocten en la ciudad). De noviembre a febrero, excluyendo el Carnaval, que suele celebrarse a finales de enero o a lo largo del segundo mes del año, Venecia ofrece un aspecto más íntimo al haber menos visitantes, lo que permite disfrutar de algunos rincones apartados y de actividades llenas de autenticidad y encanto como:
- Tu B'Shvat, o Año Nuevo de los Árboles, es una fiesta de origen hebreo que suele coincidir con enero y febrero y celebra la aparición de los primeros brotes verdes. Dado que Venecia cuenta con uno de los barrios judíos más grandes de Europa, la ciudad vive intensamente este momento, ideal para degustar especialidades culinarias muy especiales.
- La Fiesta de la Tricolor es el Día de la Bandera Italiana, que se celebra el 27 de febrero. En este día se rinde homenaje a la enseña nacional italiana, con fuegos artificiales y desfiles por las calles portando tricolores, que muchos italianos llevan en la solapa. En Italia no es festivo, pero el ambiente local es de lo más animado.
- Cada 14 de febrero el mundo entero se llena de amor por San Valentín, pero Venecia sin duda lo hace aún más. Un plan perfecto para celebrar este día es un paseo en góndola con serenata. Los gondoleros siempre se animan a cantar, pero en San Valentín es aún más habitual que los canales se llenen de sus voces entonando alguna canción romántica.
Atenas
La capital de Grecia y su Acrópolis baten récords de visitantes. En primavera y verano, la ciudad es un hervidero de viajeros de sólo un día, procedentes de cruceros, u otros que pernoctan en la ciudad y pasan por ella de camino a las islas. Pero en los meses de invierno el panorama cambia, y en enero y febrero se registra el menor número de reservas a Atenas. Y si bien es cierto que los días son más cortos, resulta más fácil moverse por la ciudad y ver sus monumentos y museos sin esperar largas colas. Otras ventajas de visitar Atenas en temporada baja son:
- Disfrutar de las fiestas de Apokries en febrero; la versión griega del Carnaval. Este festival presenta coloridos desfiles con elementos de la antigua Grecia, bizantinos... El desfile de Moschato es uno de los actos más relevantes de este puente festivo y se celebra en el barrio que lleva este nombre en la costa cercana al puerto del Pireo, que, por cierto, en enero y febrero presenta su cara más exclusiva y auténtica.
- Las tabernas griegas, abarrotadas de turistas en temporada alta, se convierten en invierno en el lugar perfecto para degustar la deliciosa cocina invernal griega, con platos calientes y contundentes, como la aclamada Musaka. Siguiendo en el terreno gastronómico, el invierno es también la época ideal para pasear por el Mercado Central ateniense y hacer compras de cocina griega con los lugareños.
- Pasear por Plaka y Anafiotika, epicentros del turismo en Atenas sin colas y casi sin gente. Su proximidad a la Acrópolis y su especial arquitectura y trazado hacen que estas zonas estén saturadas en temporada alta. Pero en invierno es posible perderse por sus callejuelas con aire de pueblo y saborear su especial ambiente.
- Subir a la Acrópolis de Atenas para visitar uno de los mayores logros de la arquitectura clásica griega: el Partenón. Sin el calor excesivo del verano, la subida será más cómoda y relajada, y podrá tomarse todo el tiempo que necesite para explorar cada rincón del conjunto arquitectónico.
Amsterdam
Con 22 millones de turistas contabilizados en 2019, y la misma cifra estimada para 2024, según datos del Ayuntamiento de Ámsterdam, esta institución trata de mantener un equilibrio entre el flujo de visitantes y la calidad de vida en una ciudad de 880.000 habitantes. Ante ello, su ayuntamiento está poniendo coto a los atraques de cruceros, entre otras medidas. Según datos de Kiwi los meses con menor número de reservas son los de invierno, cuando los visitantes pueden disfrutar de la ciudad de otra manera, en la que el frío y las menos horas de luz pueden ser una ventaja más que un inconveniente:
- A lo largo de febrero, con motivo del Día de San Valentín, en Ámsterdam es posible vivir la experiencia Wed & Walk, en la que el viajero puede “casarse por un día” en Ámsterdam. Este increíble plan incluye un vestido para la novia, una breve ceremonia, intercambio de anillos y fotografías. El alcance de cada uno de estos elementos varía en función del plan que se contrate, que puede ser de bronce, plata u oro. Gran diversión.
- El segundo mes del año es un buen momento para visitar los tres museos más emblemáticos de la ciudad: el Museo Van Gogh, el Rijksmuseum y la Casa de Ana Frank. El menor número de visitantes permitirá al viajero disfrutar más de la visita y, al mismo tiempo, resguardarse del frío mientras disfruta de las obras de arte y de la historia de la ciudad.
- Aunque el invierno en Ámsterdam es frío, los visitantes pueden entrar en calor con un poco de actividad física. En Ámsterdam hay numerosas opciones para patinar sobre hielo durante todo el día. Incluso si la temperatura es lo suficientemente baja, es posible patinar en los canales de la propia capital, declarados Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.
Barcelona
La capital catalana bate récords de visitantes cada año, en gran parte también debido a que recibe muchos turistas procedentes de los cruceros que atracan por un día en su puerto. En invierno Barcelona muestra una cara algo más tranquila, ya que, según los datos de Kiwi, enero y febrero son los meses en los que se registran menos reservas para volar a la ciudad condal. Algunas de las actividades y eventos para disfrutar de la ciudad de una manera alternativa son:
- El carnaval de Sitges (normalmente en febrero), la cercana localidad costera, es cada vez más popular con animadas fiestas, desfiles y música, con la ventaja de estar muy cerca de la playa y con temperaturas más que agradables. Sin duda, una forma diferente de disfrutar de Barcelona y alrededores en temporada baja.
- Las fiestas de "La Laia" (Santa Eulalia, copatrona de Barcelona), se celebran el 12 de febrero en la parte más antigua de la ciudad, con bailes (sardanas), circo callejero y mil y una actividades. Uno de los momentos más auténticos de Barcelona que conserva todo su sabor.
- Comienza la temporada de los calçolts, deliciosas cebolletas asadas servidas con salsa romesco, originarias de Cataluña y que los catalanes degustan en las fiestas del campo o en los restaurantes populares de la ciudad. Estas reuniones para degustar calçots se llaman Calçotades y siempre tienen lugar en enero y febrero. Se dice que su sabor es fruto de la exposición al frío, por lo que el invierno es la época ideal para viajar a Barcelona si se quiere disfrutar de este manjar.