La Valletta es el núcleo cultural y turístico de Malta, ha sido reconocida como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO y es la capital más pequeña de la Unión Europea.
Con tan solo 55 hectáreas, cuenta con más de 300 monumentos y su lista de imprescindibles es larga, pero uno de los lugares más que definitivamente hay que visitar es la Concatedral de San Juan.
La histórica fidelidad a la iglesia católica caracteriza Malta, y entre todas las iglesias, cúpulas y estatuas religiosas que se pueden encontrar en las islas, la Concatedral es el templo religioso por excelencia, una joya barroca que refleja el legado de los Caballeros en San Juan.
Historia de la Concatedral de San Juan
Tras la victoria en el Gran Sitio de Malta en 1595, los Caballeros de la Orden de San Juan decidieron construir una nueva ciudad, La Valletta, que tuviera una gran catedral consagrada a San Juan Bautista.
Gerolamo Cassar fue el encargado de construir el templo y Mattia Preti realizó el diseño interior. Tardaron seis años en terminarla y se convirtió en la iglesia barroca más importante de Malta.
Además, este templo es un símbolo del país porque aquí enterraron a 400 caballeros de la Orden, entre los que se encuentra el fundador de la capital, Jean Parisot de la Vallette. Concretamente, sus restos descansan debajo de las 400 lápidas de mármol policromado situadas en el suelo de la catedral, decoradas ricamente y con las enseñas de cada uno de los caballeros.
Una iglesia llena de contrastes
La fachada de la Concatedral es austera y está flanqueada por dos torres campanario, lo que la hace parecer una fortificación. Pero, su interior es totalmente diferente: una esplendorosa decoración con muros tallados, coberturas de pan de oro, pinturas en las paredes... es un claro ejemplo del esplendor barroco.
La catedral está formada por una nave central y ocho capillas laterales decoradas de varias maneras, que representan las diferentes lenguas que se hablaban en la Orden. El elemento más impresionante es la bóveda, con una obra del maestro italiano Mattia Preti que representa episodios de la vida de San Juan Bautista. El estilo claroscuro de estas escenas proporciona tridimensionalidad a las imágenes y hace que parezcan incluso reales.
Algo sorprendente a destacar es que los muros de la iglesia se tallaron y decoraron directamente sobre la piedra caliza, una técnica muy complicada y avanzada para la época.
Caravaggio en la Concatedral
Uno de los principales atractivos para visitar la Concatedral es que su interior guarda el trabajo más importante y conocido de Caravaggio, La decapitación de San Juan, la única obra firmada por el artista. En la sala del antiguo Oratorio también está expuesta la pintura de San Jerónimo escribiendo, más pequeña pero igual de impactante.
Caravaggio llegó a Malta en 1607 y su habilidad como pintor le permitió ser nombrado caballero de la Orden de Malta.
Imponente e inesperada, la Concatedral de San Juan enriquece un poco más el atractivo de La Valletta y demuestra que Malta es un país muy polifacético. Repleta de arte y de detalles por descubrir, es un templo emblemático e imponente, un deleite para los amantes del arte y de la historia.
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