Carnaval de Toro, campanada

Ciudad Rodrigo celebra una fiesta centenaria con encierros, capeas y corridas

 El carnaval es una de las fiestas paganas que más se celebran en cualquier lugar del mundo. El triunfo de don Carnal sobre doña Cuaresma no tiene fecha fija ya que depende del Miércoles de Ceniza que marca el inicio del período de cuarenta días reservado a la preparación de la Pascua y la Semana Santa y ésta, la celebración religiosa más importante del mundo cristiano, varía, curiosamente, en función de la luna llena.

Cuenta la historia que la noche en la que el pueblo judío salió de Egipto, el conocido como Éxodo, había luna llena y eso les permitió prescindir de las lámparas para que no les descubrieran los soldados del faraón. Este acontecimiento lo celebran en la Pascua judía, la cual siempre coincide con noche de luna llena y la Iglesia católica adoptó el mismo criterio y las fechas de la Semana Santa se fijan cuando coincide la primera luna llena que sigue al equinoccio de la primavera boreal. Un poco de lío, pero asumido en todos los rincones del planeta.

Los cinco días “oficiales” del Carnaval se llenan de color, alegría, jolgorio, disfraces, máscaras y en muchos casos de abierta exposición de bellos cuerpos de mujeres y hombres. Ahí está la sensualidad, la música y el baile de Río de Janeiro, el más espectacular, grande, alegre y colorido del mundo; la elegancia, el misterio y las exóticas máscaras de Venecia; la monumentalidad de las carrozas, las murgas, comparsas, rondallas y cierto desenfreno de Tenerife y Gran Canaria; la relativa seriedad en la que no faltan litros de buena cerveza del de Colonia en Alemania; la música de jazz y el colorido de los trajes en el Mardi Gras de Nueva Orleans –toda la fiesta concentrada en un solo día–; las singularidades de los carnavales de Barranquilla en Colombia, Notting Hill en Londres, el de Niza en Francia, el de Oruro en Bolivia, declarado Patrimonio Oral e Intangible de la Humanidad por la UNESCO... y, naturalmente, la sátira, ironía, crítica y chirigotas ingeniosas del de Cádiz, que ha sido reconocido como Fiesta de Interés Turístico Internacional.

Collage 7 fotos de Toro 1

El toro protagonista

También de Interés Turístico Nacional y aspirando a ser Internacional y uno de los más singulares es el llamado Carnaval del Toro, en Ciudad Rodrigo, a mitad de camino entre Salamanca y Portugal, en el que, como su nombre indica, los disfraces y máscaras, sin desaparecer, ceden el protagonismo a los encierros, capeas, desencierros, recortes, corridas y novilladas en los que el rey es el toro. Aunque el eje central del Carnaval este año va del último viernes de febrero al primer martes de marzo, la fiesta comienza mucho antes. Como allí se dice: "Desde San Sebastián (20 de enero) es Carnaval" y sus orígenes se remontan al siglo XV.

Durante los días que dura el Carnaval del Toro se suceden los festejos que comienzan con el tradicional “Campanazo” a las 6:14 de la tarde del viernes desde la Plaza Mayor cuando cientos de pañuelos, confetis y globos naranjas se lanzan al aire y la ciudad, las peñas, vecinos y visitantes enloquecen. Ese color, que es símbolo de Ciudad Rodrigo en estas fechas, también se llama aquí farinato, como un embutido típico de color naranja, que se elabora a partir de una mezcla de manteca de cerdo, pimentón, cebolla, ajo, anís, pan y sal.

Del mismo modo que las máscaras y disfraces de los carnavales suelen mostrar distintas facetas, los protagonistas de Ciudad Real también lo hacen. Por ejemplo, uno de los momentos más brillantes y vibrantes de la fiesta tiene lugar el Domingo de Carnaval cuando se celebra el Encierro a Caballo, cuando los astados son conducidos desde la dehesa a la ciudad, dirigidos por las sabias riendas de los caballistas y algún que otro espontáneo que los sigue a pie. El recorrido tiene gran vistosidad y emoción, sobre todo cuando algún toro desobediente se revuelve y quiere ir a su aire sin seguir a los caballos y los mansos. Sin participar caballos, cada día hay encierros de más de un kilómetro por las calles que concluyen en la plaza de toros. A veces el encierro cobra gran emoción, pues se celebran bailes en el trayecto que se interrumpen cuando aparece el toro.

Capeas, festivales y concursos taurinos tampoco faltan en este carnaval. En concreto, las capeas se celebran en la plaza artesanal situada en la Plaza Mayor, construida en madera como hace siglos por los propios vecinos y donde sueltan los toros para el disfrute de aficionados y público general. También, todos los días se llevan a cabo festivales taurinos por la tarde, con o sin picadores y con toreros y jóvenes aspirantes que quieren ingresar en el "Bolsín Taurino", cuya misión es buscar entre los “maletillas” futuras figuras del toreo, y también se desarrollan concursos de recortes, cuando los más jóvenes y ágiles se enfrentan con la sola protección de sus cuerpos a los toros y novillos esquivando la acometida en el último momento.

Desencierros y toros con apellido

Una singularidad del Carnaval del Toro de Ciudad Rodrigo son los llamados Desencierros, una especie de encierro de ida y vuelta, ya que se devuelve a los animales de la plaza a los corrales, de manera que los toros salen del coso para pasar otra vez por las calles hasta el barrio de San Pelayo. Otros momentos destacados son el Toro del Aguardiente, este año de la ganadería de López Gibaja, que se celebra el Martes de Carnaval, último día de las fiestas, a las 9 de la mañana, donde se juntan tanto madrugadores como trasnochadores y que lleva ese nombre porque previa a la suelta del toro, se reparte aguardiente y perronillas a todos los asistentes, sin duda para entrar en calor y animar a los corredores de este encierro callejero que discurre por la plaza Mayor, la calle Madrid y El Registro. Otro evento especial es el Toro del Antruejo, en el que los aficionados escogen un toro para que participe en un recorrido añejo durante el sábado de Carnaval. Para los más pequeños y no tan pequeños, tras el Antruejo se celebra el encierro con carretones con ruedas y cabeza de toro, guiados por algunos hombres, a disfrutar emulando a los mayores corriendo los toros, recortando, toreando y sintiendo esas emociones ya desde pequeños.

Como en todo carnaval, en Ciudad Rodrigo no faltan los disfraces, a cuál más curioso, desde los comunes como romanos, medievales, bomberos, curas y policías varios hasta los más trabajados como animales, atracciones de feria, personajes animados, superhéroes... En cualquier punto de la ciudad a cualquier hora aparecen grupos de personas disfrazadas. Los momentos estrella se producen el Sábado de Carnaval en la plaza de toros tras el encierro con un popular desfile de disfraces, y el lunes con el desfile de carrozas y grupos de humor que se celebra después del festival taurino en la plaza de toros, con carrozas trabajadas por peñas que dan un momento mágico lleno de imaginación y colorido. Y aunque esto no sea Cádiz, tampoco faltan las chirigotas y charangas con buen humor y crítica que no tienen horario definido y se pueden encontrar por cualquier calle a cualquier hora. En los últimos años las peñas también forman un pasacalles con charanga que realiza un recorrido establecido que discurre por las sedes de las peñas que participan.

Disfrutar la ciudad

Y entre encierros, corridas y capeas queda tiempo para disfrutar Ciudad Rodrigo, situada en un cerro rocoso a orillas del río Águeda, elegido como uno de los pueblos más bellos de España y declarada Conjunto Histórico-Artístico. Sus muros de época medieval, de dos kilómetros de perímetro y siete puertas, encierran un rico patrimonio de edificios civiles y religiosos, encabezados por su Catedral, edificada entre 1165 y 1550, lo que evidencia una atractiva mezcla de estilos artísticos, y su Castillo, construido por Enrique II, y presidido por la torre del homenaje, de planta cuadrada. En la actualidad, alberga el Parador de Turismo de la localidad Enrique II de Trastámara.

Y para reponer fuerzas, nada como su singular gastronomía que ha sabido conservar de tiempos pasados el gusto por los platos “humildes” y “de cuchara”, en la que destaca el ya mencionado farinato, la especialidad más típica de la gastronomía mirobrigense y de toda Salamanca, mejor si es acompañada de huevos fritos. Otros contundentes platos en la zona son la chanfaina, a base de arroz y cerdo, el hornazo, un tipo de empanada, y los asados, en especial el de cochinillo. De postre, hay que probar el bollo maimón, un pastel con azúcar, huevos y levadura y el repelao, dulce de sabor similar al mazapán que se elabora en toda la comarca

Fotos: Casamar/Ayto. de Ciudad Rodrigo

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