La protección del medio ambiente, la gastronomía con ingredientes de productores locales o la conservación de las tradiciones de los pueblos indígenas son algunos de los pilares del turismo sostenible de la región
El turismo en Centroamérica y República Dominicana está alineado con el desarrollo económico autóctono. La oferta para los visitantes tiene, entre sus ejes principales, la protección del medio ambiente de cada país, una gastronomía que se cocina con ingredientes cultivados por productores locales y la conservación de la cultura y las tradiciones de los pueblos indígenas. Como destaca Carolina Briones, Secretaria General de la Agencia de Promoción Turística de Centroamérica (CATA, por sus siglas en inglés), “queremos poner en valor un turismo que beneficie directamente a la gente de nuestra región. El turismo es un sector fundamental no sólo para los gobiernos o grandes empresas, sino también para el pequeño comercio o el agricultor, por poner dos ejemplos”.
Por eso, los países de Centroamérica y República Dominicana se preocupan por poner en valor un turismo que conviva en armonía con el medio ambiente. Alberga el 12% de la biodiversidad, es la segunda zona con mayor avistamiento de aves del hemisferio occidental y forma parte del segundo arrecife de coral más gran del mundo. Un santuario tropical único, rodeado por el océano Pacífico y el mar Caribe, que pueden disfrutar los turistas con el máximo respeto a la naturaleza y se mima para que sea heredado por las futuras generaciones.
En cuanto al turismo gastronómico, la región ofrece a los visitantes una rica fusión de la cocina indígena, africana y española, que tiene su base en el maíz, cultivo autóctono que forma parte de la base alimentaria de los pueblos pre-hispánicos de Mesoamérica que habitaron la región. Además del maíz, hay que destacar productos como la yuca, frijoles negros y rojos, maní, arroz, chiles, aguacate, cacao, piña, coco… todos ellos cultivados por productores locales que tienen en el turismo una importante fuente de ingresos.
Arqueología y herencia ancestral
Centroamérica y República Dominicana es también hogar de diversos linajes precolombinos de los cuales su herencia trasciende a nuestros días gracias al celo y cuidado de las tradiciones y expresiones culturales de sus herederos, así como de los vestigios arqueológicos, que se conservan incólumes en el tiempo. A lo largo y ancho, y en distintos puntos geográficos del istmo centroamericano, se encuentran enclavadas las etnias de los Lenca, Tolupanes, Maya Chortis, Payas, Tawahkas, Misquitos, Sumo, Rama, Ulwas, Marribio, Chorotega, Nagrandano, Nicarao, Sutiaba, Matagalpa, Chontal, Guatusos, Quitirrisí, Malekú, Bribri, Talamancas, Emberá, Nagate y los artísticos Kuna.
Mujer Kuna bordando una mola tradicional
Así mismo, Belice, Guatemala, El Salvador y Honduras son el hogar donde viven cerca de seis millones de descendientes de la milenaria cultura Maya. Por tanto, en Centroamérica los viajeros pueden conocer de primera mano la ruta trazada por esta sorprendente cultura, la cual, adelantada a su tiempo, legó tras su paso las señales y vestigios que demuestran su esplendor.
En esta línea, Guatemala maravilla con los sitios y parques arqueológicos El Mirador–Río Azul, Uaxactun, Tikal, Yaxha-Nahum-Naranjo, Quirigua y Takalik Abaj. Belice fascina con su extraordinaria, y poco conocida, riqueza milenaria que consta de más de 1.400 sitios mayas entre los que destacan el Cerro Maya, Santa Rita, Altun Ha, Lamanai y Baton Creek. El Salvador cautiva por el encanto de los sitios arqueológicos de San Andrés, Cara Sucia, Tazumal, Cihuatán, Joya de Cerén, Casa Blanca, y Santa Leticia; mientras que la señorial y mágica Honduras envuelve con las imponentes e indescifrables ruinas de Copán, Rastrojón y el puente entre otros.
Cultura y tradiciones locales
En República Dominicana, la herencia taína sigue muy presente en todo el país. Los taíno-arawak fueron los primeros habitantes del país que se establecieron antes de la llegada de Cristóbal Colón y los españoles. Actualmente el espíritu de los taínos sigue muy latente en la idiosincrasia nacional. Desde el legado de esta cultura precolombina, que se puede descubrir en diferentes museos del país, como el Museo del Hombre Dominicano en Santo Domingo o el Arqueológico Regional Altos de Chavón, hasta la gastronomía, como el delicioso casabe de yuca.
También las bucólicas y señoriales ciudades coloniales, fundadas a lo largo y ancho del camino real que interconectaban a los pueblos autóctonos, conservan la herencia cultural de Centroamérica. En Panamá, destaca Panamá La Vieja, fundada en 1519, el casco antiguo, la moderna ciudad de Panamá, Portobelo, el Valle de Antón cuya población está asentada sobre un cráter extinto y Chiriquí. En Nicaragua, León y ‘La Gran Sultana’, como es conocida la ciudad de Granada, ambas fundadas en 1524.
Fiesta Mayor de San Sebastián, patrona de Diriamba, con bailes tradicionales como el Toro Huaco. Máscaras de arquetipos de la Nicaragua.
Medio ambiente, gastronomía, cultura y tradiciones son algunos de los pilares del turismo de Centroamérica y República Dominicana, que, como se comprueba, contribuyen al desarrollo sostenible autóctono de la región.