Aunque razonablemente cerca de mi hogar, hacía tiempo que no visitaba la capital de Aragón, al borde del Rio Turia. 

Por ello esta reciente visita ha quedado muy grabada en mi mente, por una parte por el espléndido día de verano con el que la naturaleza nos premió, y por otra por la oportunidad de revisitar esta ciudad tan emblemática.

Casi todo en Zaragoza gira entorno a la espectacular Basílica del Pilar, pero no se olvida que fue fundada por un emperador romano, Cesar Augusto, en los primeros tiempos de nuestra era. La ciudad ha sabido conservar y dar valor a su extenso patrimonio histórico, acogiendo amablemente a los miles de visitantes que todos los días la descubren y admiran.

Me impresionó el interior de la Basílica, con exquisitas obras maestras del arte religioso, admiradas por todos por su estilo y su belleza. Su amplia plaza de acceso, rodeada de edificios con carácter propio ofrece una panorámica que amerita miles de fotos desde cualquier ángulo.

En sus aspectos gastronómicos, es imperdible una visita al cercano Mercado Municipal, cubierto por un atractivo edificio de hierro, muy a la moda en su momento, y que ahora podemos admirar. El mercado funciona con normalidad, ofreciendo a la venta las mejores variedades de los productos en que se basa la generosa gastronomía local.

Zaragoza, actividad comercial y turística

En la región se crían vinos de sabor contundente, buenos compañeros de mesa, accesibles a todos en los cientos de restaurantes que reciben a locales y forasteros con una sonrisa franca en sus caras.  

Y si de compras se trata, Zaragoza ofrece en sus alrededores algunos centros comerciales de gran impacto, donde se alojan las principales y más reconocidas tiendas de marcas internacionales.

En resumen, un día inolvidable en Zaragoza, tan cerca de todo, y tan preparada para todo.  

Imágenes: Carabo Spain /Xixe37- Pixabay
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