En los últimos años, las condiciones climáticas extremas han pasado de ser eventos esporádicos a ser una preocupación constante y creciente para la industria de la aviación.
Un estudio reciente realizado por la Asociación Internacional del Transporte Aéreo (IATA) revela un alarmante aumento en las interrupciones operativas relacionadas con el clima, superando el 300% en la última década. Este fenómeno se traduce en una serie de desafíos que afectan tanto a las aerolíneas como a los pasajeros.
Los datos recopilados por los principales actores del sector en Europa muestran una tendencia preocupante: el retraso promedio por vuelo debido a condiciones climáticas extremas ha experimentado un incremento significativo, pasando de 0,13 minutos en 2011 a 0,54 minutos en 2023. Esto representa un aumento sustancial en la cantidad de tiempo perdido en tierra, totalizando 5,4 millones de minutos de demora el año pasado, lo que equivale a unas 90,000 horas en total.
Uno de los aspectos más inquietantes es que el retraso medio debido a condiciones climáticas adversas ahora representa el 30% del total, en comparación con solo el 11% en 2012. Este cambio drástico subraya la creciente influencia del clima en la operación diaria de las aerolíneas y la necesidad urgente de abordar esta problemática.
En 2023, la situación alcanzó niveles críticos, con un aumento significativo en la frecuencia e intensidad de eventos climáticos extremos. Según el Laboratorio Europeo de Tormentas Severas, no solo hubo más granizo que nunca antes, sino que también fue más intenso y devastador. Este hecho, combinado con un aumento del 18% en el número de informes de granizo y lluvias intensas con respecto al año anterior, resalta la urgencia de tomar medidas concretas.
Por ejemplo en el aeropuerto de Palma de Mallorca el año pasado tubo que desviar varios aviones por una fuerte tormenta de granizo con mas de 3 centímetros de diámetro. Eso origina un quebrante importante no solo económico sino en molestias para los pasajeros y negocios.
Lufthansa sufre pérdida millonaria por granizada en la venta de seis A380 a Airbus
La compañía alemana Lufthansa se encuentra también ante una inesperada pérdida millonaria debido a la venta de seis de sus aviones A380 a Airbus. Según informes revelados por On The Wings, el fabricante pagará por estos aviones, todos ellos fuera de servicio, un total de 269 millones de euros, lo que equivale a 44,8 millones por unidad. Esta cifra representa una notable disminución con respecto a los 315 millones originalmente acordados, lo que supone una reducción de 46 millones en el precio total.
La causa detrás de esta rebaja no es otra que la climatología: una intensa granizada ha provocado daños significativos en las aeronaves, lo que ha llevado a ambas compañías a renegociar los términos del contrato. Este incidente ha resaltado la vulnerabilidad de los aviones frente a fenómenos meteorológicos extremos, y ha tenido un impacto directo en la transacción comercial entre Lufthansa y Airbus.
Este revés económico para Lufthansa llega en un momento en el que la industria de la aviación ya enfrenta desafíos significativos debido a la pandemia de COVID-19 y a las fluctuaciones en la demanda de viajes aéreos. La pérdida de ingresos esperados por la venta de estos aviones A380 representa un golpe financiero adicional para la aerolínea, que busca recuperarse en un mercado aéreo cada vez más complejo y competitivo.
La situación también plantea preguntas sobre la capacidad de las aerolíneas para prevenir y gestionar riesgos relacionados con eventos climáticos extremos, así como la necesidad de revisar y fortalecer los términos contractuales en anticipación a tales eventualidades.
Para el lobby aéreo, estos patrones climáticos extremos subrayan la necesidad imperiosa de adoptar una estrategia integral que incluya una mayor flexibilidad operativa y acciones de mitigación del cambio climático. De lo contrario, los retrasos en los vuelos podrían convertirse en una preocupación aún más acuciante, con consecuencias económicas y medioambientales significativas para las aerolíneas, los pasajeros y el medio ambiente en su conjunto.
En resumen, las condiciones climáticas extremas representan un desafío formidable para la industria de la aviación, que requiere una respuesta colectiva y proactiva para garantizar la seguridad, eficiencia y sostenibilidad a largo plazo del transporte aéreo global.