La aeronáutica se revoluciona para conseguir naves  más  rápidas, más seguras, más eficientes y capaces de conquistar el espacio  interestelar.

La aeronáutica    siempre ha sido un sector muy dinámico, solo hace falta verlo desde aquellos vuelos incipiente de los hermanos Wright hasta   los superjumbos vigentes que cruzan los cielos transportando a cientos de pasajeros a velocidad record   y con confortabilidad exquisita.

Hace unos días, Virgin Galactic presentaba su proyecto para lanzar una plataforma que sirviera para realizar los vuelos orbitales y al mismo tiempo usarla como experiencia turística al espacio, un   capricho, claro está, solo al alcance de quienes puedan permitírselo.  Se trata de una nave en forma de ala delta   capaz de superar   los 3.000 kilómetros hora   y alcanzar los 18.000 metros de altura, el doble   a lo que vuela hoy la aviación comercial.

Ya lo ha iniciado otro grupo, Tesla, que ha   puesto una nave en el espacio, el SpaceX y ha   vuelto a tierra   con sus tripulantes sanos    y salvos. Partió el 30 de mayo de las costas de Florida hasta la estación espacial internacional y, después de dos meses de convivencia con el resto de astronautas, retornó sin ningún incidente el   3 de agosto. Diecinueve horas   ha empleado para volver.

Avión de Virgin

La expedición gestionada por Tesla, la compañía del multimillonario Elon Musk, en colaboración con la NASA, es en realidad el primer viaje a la órbita espacial en un vehículo de propiedad privada y que abre la puerta a vuelos comerciales y turísticos para millonarios.

Que Richard Branson, propietario de Virgin, es un hombre atrevido   es evidente. Su carisma -y talento- le ha llevado a crear   un elenco de compañías todas de avanzada sofisticación y exitosas. Ahora, se   ha aliado con Rolls Royce para que consigan dos metas que   siempre han   lastrado la aviación rápida: unos buenos motores para impulsar la nave y atenúen el ruido y bajar el excesivo consumo que necesitan estos aparatos. Estamos hablando de un avión/cuete    capaz de transportar en torno a las   20 personas   y que opera desde las pistas tradicionales de los aeropuertos actuales.

¿Otro Concorde?

Más de uno se ha acordado del mítico   Concorde desarrollado por una alianza entre franceses e ingleses y que operó con mucho éxito entre los 1976 y el 2003. Consumo y ruido   fueron su talón de Aquiles para hacer rentables sus vuelos hasta que un accidente, despegando en el aeropuerto Charles de Gol, determinó su retirada. Fue un ingenio que se adelantó a su tiempo y reducía a más de la mitad los tiempos de vuelo.

R. Branson

Virgin  en  quiebra

Por otro lado, si unos días antes el responsable espacial de Virgin Galactic anunciaba el ambicioso proyecto del espacio, no pasó ni una semana para conocerse que   Virgin Atlantic Airways Ltd., la compañía aérea,   anunciaba su quiebra acogiéndose al Capítulo 15 de los EE.UU. y en espera de poder encontrar un socio financiero que aporte   efectivo de forma inmediata.  Lo de Virgin no es una excepción; detrás    viene una riestra de líneas aéreas que tieneel mismo problema y/o tienen un rescate o desaparecerán. Los niveles de reserva desde marzo hasta la fecha han caído más de un 90 por ciento y las perspectivas no son nada halagüeñas. Como decía un alto directivo de la aviación: lo peor está por venir.

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