“Diversificar no siempre es sostenible: reflexiones sobre la nueva estrategia de Turespaña”.
Basándome en la reciente noticia sobre que Turespaña quiere promocionar el destino país como slow-tourism y turismo sostenible y aun teniendo poca información ha surgido una inquietante controversia de amenazas y oportunidades que las comento a continuación.
Por una parte, entiendo que la estrategia de diversificación de la oferta responde a un intento de reducir la masificación de destinos turísticos de sol y playa y grandes ciudades, tratando de desviar flujos hacia otras zonas del interior que supuestamente no la sufren.
“Turismo de interior: ¿oportunidad sostenible o riesgo de saturación?”
O por otra parte, también podría ser que lo que se pretende es captar un nuevo segmento de mercado relacionado o simpatizado con el slow tourism y el modelo turístico más sostenible, que se sumaría a los casi 100 millones de turistas internacionales.
Pero enfatizando este punto de desmasificación, hay que recordar que existen muchas áreas naturales protegidas, como parques nacionales y naturales del interior del país, que desde hace años y especialmente en verano y muchos festivos sufren una saturación alarmante, al igual que pequeños pueblos y aldeas de la denominada España vaciada/despoblada.
En estos territorios la saturación es debida al turismo domestico, ya que el internacional apenas es significativo todavía.
Uno de los riesgos es que la respuesta a esta campaña de Turespaña, tenga una respuesta positiva y esta presión se pueda duplicar, triplicar o incluso más.
Supongo también, que la idea es tratar de desestacionalizar y que esta nueva demanda internacional solo viaje en los meses de baja temporada, pero no se qué porcentaje de esas llegadas actuales de casi 100 millones de turistas al año, podrían captarse, si fuese este el objetivo.
En el supuesto caso que se alcanzase solo el 10%, supondría unos 10 millones de turistas en unos 8 meses al año, restando los 2 meses al menos de verano y otros 2 de festivos, puentes, y meses de climatología adversa.
Esto supondría aproximadamente más de 1 millón de turistas mensuales, distribuidos en áreas naturales y rurales del interior, incluyendo pequeñas ciudades. Pero según leo, parece que en este espacio turístico de interior hay unas 500.000 plazas turísticas, incluyendo las viviendas de uso turístico vacacional y turismo rural (Según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), en 2024, los alojamientos de turismo rural en España ofrecieron un total de 140.316 plazas), pero desconozco si también están contabilizadas las de los campings.
Supongo también que se concentraría en determinados espacios considerados como de mayor atractivo, lo que incrementaría la densidad de turistas en tiempo y espacio y por tanto aumentaría el nivel de impacto ambiental y quizás social. (competencia de precios al igual que en grandes ciudades)
Obviamente, hay que sumar la demanda domestica que si bien entre semana es bastante poca, los fines de semana, festivos y época vacacional crece exponencialmente, especialmente si añadimos los excursionistas.
Pero hablar de sostenibilidad, diversificando el riesgo no creo que sea una estrategia muy sostenible
Entiendo que Turespaña estará buscando nuevos segmentos de mercado internacional, ya que tal vez alcanzar los 100 millones anuales lo considera llegar al límite, aunque tengo mis dudas. Pero hablar de sostenibilidad, diversificando el riesgo no creo que sea una estrategia muy sostenible.
Entiendo también y presupongo que no querrán captar mercado del sol y playa y urbano hacia el interior, ya que en mi opinión sería un grave error o desastre, por algo tan evidente como que las motivaciones y expectativas de esas tipologías de turismo no coinciden en absoluto con la oferta del interior, rural y natural. Y de hecho cuando una pequeña demanda de sol y playa usa el hinterland de sus destinos, las consecuencias ambientales y sociales son bastante negativas como ha ocurrido por ejemplo en la Isla de Mallorca.
Pero además, los destinos sol y playa y grandes ciudades tienen capacidad de absorción de flujos turísticos, incluyendo masificaciones, esencialmente si son puntuales, aunque conlleve determinados conflictos sociales y económicos en destinos ya que muchos de ellos (ciudades) no están planificados para esto, pero en general tanto oferta como demanda guardan un cierto equilibrio, que también es cierto afecta más a su imagen, que no a su atractividad y claro a una parte de la población que sufre los costes pero no los beneficios.
Cambiar un modelo turístico no es fácil ni mucho menos rápido, pero no creo que trasladar flujos del sol y playa hacia el interior sea precisamente cambiar el modelo de gestión, que es lo que ha fallado en líneas generales y claro lo que pudiese también ocurrir es que se copie ese modelo productivo a otras zonas del interior, como ocurrió con el turismo de estaciones de esquí, los resultados son muy visibles.
La sostenibilidad turística empieza por no saturar los destinos o territorios más frágiles
Existen modelos de gestión de sol y playa que funcionan a nivel de sostenibilidad, como es el caso de Benidorm que he mencionado desde hace mucho tiempo, un ejemplo de sol y playa, con gran demanda, con recursos naturales muy limitados y que responde a motivaciones y expectativas de su demanda. Por tanto el problema no es el sol y playa o las ciudades, si no la forma, concepto o modelo de gestión, algo que si no se ha aprendido podría repetirse en territorios del interior vulnerables y frágiles, que podrían estar amenazados si no existe una preparación o planificación previa, algo que podría aliviarse con los planes de sostenibilidad turística en destino, pero no sería suficiente.
Pero lo cierto es que la oferta turística puede limitar y por tanto controlar el volumen de la demanda y si dicha oferta responde a criterios de eficacia o sostenibilidad, será un acierto
Cómo evitar que la desmasificación reproduzca viejos errores en nuevos territorios
España quiere repartir sus millones de turistas más allá de la costa y las grandes ciudades. Suena bien: turismo lento, sostenible, interior. Pero, ¿estamos realmente preparados para recibir a estos nuevos visitantes sin saturar los espacios más frágiles? El reto no es mover turistas, sino cambiar el modelo. Y el tiempo para hacerlo es ahora.
1. Contexto: Una estrategia necesaria pero arriesgada
Turespaña ha anunciado su intención de promocionar España como un destino de slow tourism y turismo sostenible, lo que ha generado expectativas y también inquietudes. Esta estrategia parece responder, por un lado, a la necesidad de desmasificar los destinos de sol y playa y las grandes ciudades, desviando parte de los flujos hacia zonas del interior. Por otro lado, también puede ser una manera de captar un nuevo segmento de turistas internacionales sensibles a la sostenibilidad, que complementarían a los casi 100 millones de turistas anuales actuales.
Sin embargo, los riesgos y oportunidades de esta estrategia deben analizarse con cuidado, especialmente en un contexto de presión creciente sobre los espacios rurales y naturales.
2. Oportunidades reales del turismo de interior
El interior de España ofrece una enorme riqueza natural, cultural y paisajística aún poco explotada a nivel internacional.
El slow tourism y los enfoques de bajo impacto pueden, en teoría, traer beneficios económicos a la España despoblada, apoyar la conservación del patrimonio y promover formas de turismo más respetuosas.
Además, una estrategia bien dirigida podría contribuir a la desestacionalización, captando visitantes en meses de baja demanda y distribuyendo mejor los beneficios del turismo a lo largo del año.
3. Amenazas y riesgos no previstos
A pesar de los potenciales beneficios, existen amenazas importantes que deben considerarse:
- Saturación de espacios frágiles: Muchas áreas naturales protegidas y pequeños municipios del interior ya sufren saturaciones durante festivos y periodos estivales debido al turismo doméstico. La incorporación de flujos internacionales podría duplicar o triplicar esta presión.
- Limitación de la capacidad de acogida: Según datos del INE de 2024, los alojamientos de turismo rural suman alrededor de 140.000 plazas, a las que se suman otras formas de alojamiento, pero aún así la capacidad sigue siendo limitada.
- Concentración de la demanda: Es probable que los turistas se dirijan a unos pocos destinos considerados más atractivos, aumentando la densidad turística en tiempos y lugares concretos, lo que podría deteriorar los recursos naturales y generar tensiones sociales.
- Riesgo de replicar modelos insostenibles: Existe el peligro de importar modelos de sol y playa al interior, con sus problemas de masificación y falta de adaptación a la realidad rural, como ya ha sucedido en otras zonas (por ejemplo, el turismo vinculado a estaciones de esquí).
- Competencia desleal y presión social: El aumento desordenado de la oferta turística (como viviendas de uso turístico) podría generar efectos similares a los que ya se observan en ciudades saturadas: subida de precios, gentrificación, tensiones vecinales.
4. Reflexión y recomendaciones
Hablar de sostenibilidad implica mucho más que diversificar flujos turísticos. No se trata de redistribuir la masificación, sino de evitarla.
Si no se actúa con previsión y firmeza, existe el riesgo de que territorios frágiles del interior, que hoy representan una gran oportunidad, se conviertan en nuevas zonas de conflicto entre desarrollo económico, conservación ambiental y calidad de vida local.
"La clave del futuro turístico del interior no reside en atraer más turistas, sino en atraer los turistas adecuados y de la manera correcta."
Fotografía: creada con IA