“El sistema alimentario de la actualidad no es sostenible”, así lo afirma una carta de parte del restaurante Eleven Madison Park de Nueva York, luego de 15 meses de tener cerradas sus puertas debido a la pandemia, el restaurante que cuenta con tres estrellas Michelin, decidió reabrir sus puertas con sus ojos puestos en el futuro del planeta.
Es cierto que después de todo lo que ha sucedido a lo largo de estos meses de alguna forma debían reinventarse, sus platos más exitosos como el pato glaseado con miel de lavanda o la langosta escalfada con mantequilla, ahora son parte de su historia y solo se podrán encontrar en sus libros de cocina.
Cuando se dio la pandemia, sus puertas cerraron al público, pero sus cocinas seguían abiertas, Daniel Humm y su equipo de trabajo continuaron alimentando a familias de escasos recursos de la ciudad de Nueva York de la mano de la fundación Rethink Food.
Todo comenzó con un esfuerzo por mantener al equipo de trabajo en sus lugares mientras se alimentaban a las personas más vulnerables, por lo que luego de la situación sanitaria, estos trabajos se convirtieron en el pilar fundamental del restaurante.
Ese fue uno de los cambios con más significado para el restaurante. Por esto en su reapertura el próximo 10 de junio tendrá una propuesta de una nueva perspectiva con miras hacia la comunidad y es que por cada cena que ofrecen se donarán cinco comidas a los más desfavorecidos de la ciudad.
A mediados del año pasado, se comenzaron a imaginar cómo sería el restaurante después de la pandemia, imaginando comida más creativa y se llegó a la conclusión de que si el mundo había cambiado el restaurante también debería hacerlo. Siempre se ha trabajado en pro de la sensibilidad al impacto con el entorno y cada vez se tenía más claro que el sistema alimenticio no es sostenible.
Esos pensamientos llevaron a la conclusión de que tal vez podría ser el momento de dar un giro radical al restaurante, convirtiendo sus cocinas en un laboratorio gastronómico plant- based en donde no se utiliza ningún producto de procedencia animal.
Todos los platos están hechos con vegetales provenientes de la tierra y del mar, frutas, verduras legumbres, entre otros. Se ha trabajado de forma incansable para poder sumergirse en el estilo de la cocina vegana. Ha sido un proceso increíble que lleva tiempo, pero que da mucho aprendizaje.
Se trabaja de la mano de granjas locales con las que el restaurante tiene conexiones cercanas y con ingredientes que conocen de primera mano, y han encontrado nuevas formas de darles vida y de prepararlos.
El objetivo del lugar fue adaptar sus icónicos platos y convertirlos en nuevas creaciones con un magnífico sabor. Se han obsesionado con los caldos de verduras y preparan los más sabrosos. Los días los pasan desarrollando leche, mantequilla y cremas vegetales, por medio de la exploración de la fermentación y teniendo en cuenta que el tiempo es uno de los ingredientes esenciales