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En un pequeño pueblo de Girona, Torrent, que no supera los 165 habitantes, se puede encontrar un lugar dedicado a las mermeladas, jaleas y confituras, allí se pueden encontrar más de 200 referencias y diferentes sabores que son elaboradas con frutas y verduras locales.

Este museo nace cuando se comienza cuando restaurando una casa, Georgina Regas inició una cosecha de limones que se encontraba junto a la fachada de otra casa de Torrent. Al inicio los utilizo para hacer zumos, pero después comenzó a utilizarlos como cremas, sorbetes y pasteles. Pero un día y gracias a una amiga pudo descubrir una receta perfecta para la mermelada de limón.

Aquella mujer se convirtió en una figura esencial para la recuperación y divulgación de la comida típica catalana. En 2004 Torrent inauguró el Museo de la Confitura, en donde además de ser tienda y cocina tiene su propio laboratorio en donde desde aquel momento no se han detenido para hacer confituras e investigar nuevos sabores para sus mermeladas. En este mismo lugar se realizan cursos y exposiciones a lo largo del año.

Tanto en la tienda física como online se venden más de 200 sabores, que son elaborados con frutas y verduras que se obtienen directamente de productores de la región. Trabajan con bastantes kilos de frutas con el objetivo de buscar sabores antiguos y poco comerciales, incluso desconocidos para impulsar la diversidad y el patrimonio local.

El proceso consiste en cortar y pelar todas las frutas y verduras para luego cocerlas a fuego lento. El envasado y etiquetado se realizan uno por uno con amor en cada uno de los envases. Todos los productos son totalmente naturales, no tienen ningún tipo de conservante ni colorante. Es más, para realizar una buena confitura o jalea solo es necesario añadir los tres ingredientes esenciales: azúcar (como conservante), pectina para darle la textura y acidez para que se pueda conservar, que no se oscurezca y que mantenga su color inicial. Todo esto genera que al degustar se perciban perfectamente todos los sabores de las frutas y verduras.

Las 200 referencias fueron creadas no solo como mermeladas para la hora del desayuno, también son usadas como maridajes para acompañar diferentes platos de la gastronomía española.

En el museo se encuentran todo tipo de sabores, desde los tradicionales de frutas hasta combinaciones singulares como calabacín, ajo, cereza, cebolla y pimienta, chocolate, café entre muchos otros. Incluso también se pueden encontrar confituras con licor como las almendras tiernas con amaretto.

Uno de los detalles más llamativos del museo, es la presentación de los productos por medio de una tabla de elementos como la que fue publicada en 1869 por Dmitri Mendeleev en el libro “Los Principios de la Química”, con el objetivo de rendir un homenaje y ordenar las confituras con criterios similares.

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