La tradicional factoría Cruzcampo se ha transformado convirtiéndose en un espacio para el sabor, la cerveza y la integración.
En frente de los dos edificios industriales compactos de Cruzcampo, en un céntrico barrio de Sevilla (av. de Andalucía 1), no se puede dejar pasar por alto el poder de la marca de cerveza, quizás poco conocida en otras ciudades.
Al lado izquierdo, un edificio de cuatro pisos llenos de oficinas y al lado derecho la Fundación Cruzcampo que se ha rehabilitado recientemente y hará su estreno este verano. En la puerta del lugar se encuentra una furgoneta antigua, de casi medio siglo, que funciona como un foodtruck de comida rápida, en la esquina de la terraza iluminada por un intenso sol.
Al ingresar al lugar, el edificio revela una gran cantidad de secretos que invaden sus 1.300 metros cuadrados: una barra rodeada de mesas, su cocina, tanques de fermentación y reposo para su cerveza y la zona para catar en otra barra.
La barra, que se encuentra frente a unos conductos por donde circula la cerveza y bajo tubos plateados por donde corre aire fresco, es el lugar donde explican la función de todo: el lugar es la sede de la fundación que a través del programa Talento Cruzcampo, ofrece una beca de un año a jóvenes que quieran tener una formación en hostelería, la primera convocatoria reúne a 40 personas de 8 nacionalidades diferentes a quienes se les imparte la teoría y la práctica en el mismo edificio. Cada euro aportado por el consumidor en la barra, la marca de cerveza invertirá diez en los programas formativos.
En el edificio donde se impartirá el conocimiento, fue el lugar donde se coció la primera Cruzcampo, la cerveza Cruz del campo desde 1936 a 1991. Cuando se realizó la restauración del lugar se intentó dejar todo lo que se podía dejar tal cual estaba, se ha hecho conservación de lo máximo posible, incluso el inmobiliario.
Los vestigios de la antigua fábrica son notorios en cada paso que se va dando en el lugar y solo se ha embellecido un poco lo que se ha podido sacar a la luz luego de desechar muros y forjados.
Los visitantes podrán elegir las diferentes modalidades para poder conocer la fábrica, puede sentarse en la barra (con reserva previa) y degustar las cervezas más emblemáticas de la marca o las nuevas o puede tapear o degustar los menús maridados típicos del lugar.
Se puede hacer la reservación para visitar las instalaciones y realizar una cata a ciegas en donde los maestros cerveceros realizan la explicación y los procesos que realiza la fábrica, experimentar.
Las investigaciones están a cargo de dos jóvenes, maestros cerveceros, que cuentan con formación química quienes juegan con los ingredientes y los procesos para la creación de las cervezas en el futuro.