Les Grands Buffets, un restaurante de Narbona recibe cada año 360.000 comensales y por 48 euros ofrece alta gastronomía tradicional francesa en un ambiente palaciego, 60.000 son españoles.
No es casualidad que tanta gente elija el mismo establecimiento, que le queda a varias horas de viaje, para degustar su gastronomía. Y es que Les Grands Buffets es un concepto singular, fácil de replicar, pero que nadie lo ha hecho hasta ahora, o al menos, con éxito.
Este restaurante, creado en 1989 por un visionario de la restauración y del arte, Louis Privat, se ha erigido en un referente mundial y se ha convertido en el restaurante que más factura en Francia, 20 millones de euros al año.
Muchos, probamente piensen en la imagen denostada de los buffets que encontramos en multitud de establecimientos, incluso en España, pero, nada tan lejos de la realidad. En Francia , el Buffets desde el siglo XVIII era el colofón y el acontecimiento central de una fiesta de la alta sociedad. Los platos estaban magníficamente presentados y se servían todos a la vez. Esto es lo que se llamaba “servicio a la francesa”. Por eso, Louis Privat, define su establecimiento como una “fiesta gastronomica”, Alta gastronomía a precios populares, 48 euros por persona. De hecho, en sus propias palabras ha querido proponer “un restaurante para el gran público que recupere el lujo, la tradición culinaria francesa y los servicios de mesa más clásicos y, una de las palabras clave del restaurante, es la generosidad”
Para que las emociones sean plenas, Privat ha tenido en cuenta tolas las aspiraciones de los clientes: los sibaritas, solo o acompañados, pero también las parejas, el grupo de amigos o las familias, por eso, él convierte al niño en el rey y hasta los 6 años, el menú es gratis y media tarifa hasta los 10 años.
Louis Privat, el mejor embajador de la ciudad
Una persona que es capaz de atraer a Narbona 360.000 personas al año y que en su web clican más de 2 millones y medio de internautas es merecedor de un monumento público como prohombre de la villa. El solo, en su actividad, consigue lo que no lograría la mejor campaña publicitaria. Ciertamente, el total de estas personas van a su restaurante, pero esos mismos viajeros, compran souvenirs, entran en las tiendas, pernoctan en sus hoteles y siguen entrando en otros restaurantes, repostan gasolina en sus vehículos, abonan la tarifa de parking, pagan la entrada en los diferentes monumentos… toda una cadena que deja un valor añadido de más de 20 millones de euros para la localidad. Privat es un visionario y un hombre de negocios, el mejor embajador que puede tener una comunidad. Su sueño está en evolución y es natural que acometa nuevas acciones; el restaurante seguirá creciendo y terminará por hacer un parque temático al amparo de la restauración. Ya saben ustedes que los mejores recuerdos cuando vistamos un lugar, se traen en el estómago. Por tanto, ya ha consolido la piedra angular, comienza el inicio de una gran aventura.
Entusiasta del arte y de la gastronomía, Privat ha procurado aunar estos dos conceptos para ofrecer a los gourmets una emoción inolvidable de buenos platos y un entorno excepcional.
Todo está cuidado al detalle. Los salones han sido diseñados para que el comensal se sienta cómodo, se abstenga de las prisas, recree la vista y relaje la mente, Telas, mesas, sillas, cubertería… tienen la amabilidad adecuada para que resulten placenteros. Cada rincón se ha pensado para que cumpla su cometido y conlleva el consiguiente detalle: una estatua, una luz, un jarrón… capaces de despertar la frecuencia pertinente en el cuerpo y ponerla al unísono de todo el entorno.
En sus paredes y peanas cuelgan obras -cuadros, grabados, figuras- de artistas relevantes a quienes Privat quiere premiar. “El arte es la mejor fiesta gastronómica,”, dice y fiesta, arte entorno y buenos platos es la base de la amplia oferta de Les Grands Buffets. Precisamente el conjunto de salones de que se compone el establecimiento están dedicados a distintos artistas: Anna Carrington, Max le Verrier, Alain Bellaanger, Jean-Baptiste Nolin, además de los más recientes puestos en valor como el Salón Doré Jean de la Fontaine o el Jardín al aire libre.
¿Por dónde empezar?
Cuando el viajero franquea la puerta de entrada de Les Grands Buffets, recibe el primer impacto de lo que puede encontrar allí. Por alguna razón, lo primero que aparece nada más entrar, son los aparadores de los infinitos postres colocados de manera exquisita y secuencial que combinan el contenido en si como el continente que los muestra. La luz brilla y resalta la potencia de cada preparación convirtiendo el producto en un manjar seductor: pasteles de una finura inusitada que combinan texturas variadas, colores, ingredientes, aromas y sabores armonizados con frutas, cremas, hojaldres, etc. a los que pueden completar con una ración de chocolate caliente o un helado a discreción. Es una repostería de postín y selecta que alcanza al menos un centenar de elaboraciones dispuestas de forma tentadora y que recrea la vista. Las cifras atestiguan una realidad inexorable: 3 millones de pasteles elaborados cada año por 6 maestros pasteleros y completados con tartas de manzana, arroz con leche, rosquillas, manzanas caramelizadas al fuego, mousse de chocolate, selva negra, Saint-Honoré, canela, flanes, mousses, crepes al ron…
Lo mismo le sucede a las frutas, enteras o cortadas, exóticas o de temporada, solas o combinadas, naturales o condimentadas regalan al comensal un concierto frutal que despierta los sentidos. Es como si comenzaran a sonar las primeras notas de una sinfonía gastronómica
Pasada la primea impresión y vista la armonía que ofrecen los posters, se entra en el santa sanctórum de Les Grand Buffets donde se presentan las diferentes secciones y especialidades para que cada uno elija, pruebe y deguste a voluntad. Aquí parece que la propia gastronomía se convierte en decoración. Todo es exuberante a la vista que va tomando impresiones fotográficas de lo que más resalte y del contraste de unos productos y otros en su respectivo espacio.
Los 111 quesos
Es quizá la sección más sorprendente. Por algo ha conseguido ostentar el “Guinness World Records como la mayor colección de quesos en un restaurante del mundo. 30 metros lineales desde el mostrador al techo que alberga 111 variedades de quesos rigurosamente elegidos por el propio Privat, el maestro quesero del restaurante, David Marrand y el mejor artesano quesero de Francia Xavier Turet: pasta blanda, pasta prensada, pasta azul, corteza florida o lavada, leche de vaca, cabra u oveja, al cucharon, joven, semicurado, añejo, roquefort camembert, brie… En la colección, básicamente de quesos artesanales de Francia, también figuran representaciones de otros países, como Feta, Lagotero y Gravera de Grecia. Gouda al comino de Holanda, Gorgonzola, Taleggio, Pecorino con pimienta y Roccolino Nero de Italia, Stilton de Inglaterra, Tete de Moine de Suiza o 4 variedades españolas: manchego 4 meses, Manchego 12 meses, Tomme Catalane y Cabrales. Un total de casi 40.000 kilos de queso consumido cada año a un precio de medio millón de euros. Para poder gozar de una buena degustación la sección cuenta con 4 afinadores que están siempre disponibles para orientar al comensal y asesorarle sobre sus gustos y apetencias.
Por supuesto para el queso, aunque de gustos hay mucho escrito y algunos prefieran el vino, lo mejor es maridarlo con una copa de champagne. Para ello,Les Grands Buffets ofrecen la botella de Heidsieck Monopole a 25 euros servida en mesa.
La cascada de bogavantes
Es otro de los atractivos del restaurarte. En el lineal de pescados y mariscos destaca esta vistosa pirámide de bogavantes preparados ya para llevarlos al plato. Constituye de por si un espectáculo grato y fastuoso para todos los amantes del marisco que además pueden completar la elección con ostras de Thau, gambas, langostinos, almejas, cangrejos de mar … O si o prefieren pescado, pueden elegir desde turbó hasta 6 variedades del auténtico salmón de Noruega, anchoas, salazones… todos ellos, productos frescos y en su punto para poder disfrutar sin límite.
La rotisería
Para los amantes de las carnes, tienen aquí el mejor festín. En un inmenso asador se cocinan al momento las piezas que elijas y al gusto de cada comensal ofreciendo Coquille Saint Jacques Gratiné, “Vol au Vent” de ris de Veau et Morilles, pato… Destaca la bodega de maduración que alberga las enormes piezas de 4 kilos de peso de la ternera Simmenthal. Estas propuestas gigantescas, así como el resto de productos, corderos, cochinillos, etc. se presentan después en valiosas mesas de servicio sobre mármo, muy similares a las que están en el palacio de Versalles. Una docena de fuentes ademá,s recogen una serie de especialidades francesas tradicionales de forma que, el cliente puede testar lo que crea más conveniente
Dos de las especialidades más celebradas son el pato a la sangre, una emblemática receta que se presenta y desarrolla ante los ojos de los clientes, respetando el ritual ancestral de los Maîtres Canarieras y para ello, los propios cocineros fueron formados por el Consulta des Canardiers de Rouen. Cuando sale de cocina la pieza, viene flambeada en llamas propiciando un espectáculo digno de foto. Y Le Lievre a la Royale, otra joya gastronómica inspirada en una receta del sigo XIX
Los vinos
El restaurante se precia de mantener una carta de 70 vinos seleccionados que colman las exigencias de cualquier enólogo. La originalidad de Les Grands Buffets en torno a los vinos y el champan es muy singular: se sirven en la mesa a precio del productor. Esta política permite que cada uno elija el vino que quiera a un precio asequible y tampoco tiene la obligación de comprar una botella, sino que puede hacerlo por copas y catar varias marcas.
Los helados
Y por fin y una de las últimas incorporaciones ha sido el espacio de los helados, un área donde los profesionales ofrecen especialidades caseras siguiendo la tradición de los grandes clásicos: Peche Melba, Poire belle Helene, Coupe Mont Blanc, Coupe Colonel, Profiteroles al chiocolate Irish Coffee, granizados, sorbetes… acompañado de un Chantilly casero
Los salones
Si Louis Privat se ha preocupado de ofrecer un producto gastronómico a la altura de la alta cocina tradicional francesa, también ha querido hacerlo en un entorno de lujo y confort para disfrutar de la fiesta. Así, el cliente que vaya por primera vez o repita, emprende un verdadero viaje a través de la historia de las artes decorativas, en todas y cada una de sus salas y salones que evocan a un artista en particular. “Siempre he pensado – dice Privat- que el arte debe ser compartido y no debe celebrarse solo en los museos. Por eso, me comprometo que el Arte, en todas sus formas, viva y sea uno de los ingredientes principales de la experiencia que ofrece Les Grands Buffets”. El cliente está inmerso en colecciones únicas de vajillas, cuberterías de plata, esculturas, cuadros, lámparas…. En sintonía con el arte de la mesa.
En la sala Ann Carrington, por ejemplo, en la vitrina principal hay una obra original de esta artista británica cuyas creaciones tienen compradores como Elton John o Sise Miyake. Aquí se expone la obra gemela de la que luce en el Museo Británico
La sala Max Le Verrier alberga escultura de este artista, incluida la pieza “Clarté” de 1,70 de altura que preside toda la sala
Los jardines “Hervé di Rosa” rinden homenaje a las esculturas tribales de Foumban del artista de Sete, que adornan la fuente con vegetación, La Tente D´apparat Jea Baptiste Nolin, decorada en estilo barroco, muestra un mapa autentico del Canal du Midi del siglo XVII, el “Canal Real” del cartógrafo y grabador del rey Luis XIV. Para quienes quieran aprovechar el aire libre pueden comer en los exuberantes jardines de Hervé Di Rosa que regulan la temperatura con agua pulverizada y el sonido de la fuente vegetal adornada con 9 esculturas de diferentes alegorías.
El Salón Doré de la Fontaine de ambiente neoclásico, ambienta las fábulas más clásicas y pretende darle a Les Grands Buffets el esplendor de los palacios como Versalles o Fontainebleau. Los trabajos de decoración los realizaron artesanos de Francia y necesitarían 7 capas y 18.000 hojas de oro para lograr el dorado de paredes y columnas. Dos retratos de Jean de la Fontaine completan la decoración y 12 ilustraciones relacionadas con alguna de sus fábulas. Del techo cuelgan 5 candelabros en bronce, cristal y oro y, uno de ellos consta de 60 apliques y con una altura de 2,60 metros de altura por 2 metros de diámetro
El arte incluso está presente hasta en las mismas cocinas donde se elaboran todos los productos y trabajan los artesanos en condiciones óptimas de equipamiento y aire acondicionado. Sobre acero inoxidable están grabadas obras originales del artista internacional, Patrick Gaujal
Narbona
Narbona es una ciudad fundada por los romanos en el 118 antes de Cristo y es la de mayor población del Departamento de Aude, 53.000 habitantes. El sello romano está presente por toda la ciudad desde la calzada que unía Roma con la Hispania hasta el puerto, el segundo en importancia comercial despues de Roma. La ciudad está atravesada por el canal de La Robine, que fue declarado patrimonio de la Humanidad por la Unesco.
En el centro de la plaza del ayuntamiento, todavía puede verse a dos metros bajo nivel de calles un trozo de la via Domitia. En Narbona, la Via Domitia se encontraba con la Via Aquitania abierta en dirección al Atlántico por Toulouse y Burdeos, prueba del papel de ciudad encrucijada que tenía la ciudad. Los vestigios descubiertos el 7 de febrero de 1997 presentan una parte de la caliza dura con la que estaba hecha, marcada por profundos carriles, señal de el gran tráfico que soportaba.
La joya de su arquitectura es la catedral de San Justo y Pastor que se comenzó a construir en 1272, sobre una pequeña iglesia que ya existía y se terminó en 1355, aunque en realidad sigue estando inconclusa. Es eminentemente gótica y su particularidad mayor es su descomunal altura,41 metros, que la convierten en la tercera más alta de Francia. Lindando con la catedral está el Palacio de los arzobispos que desde el siglo XIX acoge al ayuntamiento. El Palacio comprende varias torres erigidas sucesivamente entre el románico y el gótico.
Otro lugar a visitar es el mercado, Les Halles que, además de la vida activa de sus paradas, algunas de ellas se han convertido en tabernas que preparan en directo tapas y platos de notable calidad y a buen precio. Y, por otro lado, todos los jueves se instala a la orilla del canal, elmercado semanal
Viajar en tren
Dependiendo de la distancia y de los gustos por el sistema de transporte, cada cual puede elegir el medio que mas le guste, pero para los que residen cerca de ciudades con tren, les sugerimos que hagan el viaje en ferrocarril. El trayecto Barcelon Narbona, por ejmplo, lo cubre en asociacion los ferrocarriles españoles y los franceses por el precio en torno los 50 euros en alta velocidad, dos hora de viaje por a costa mediterránea que cruzan las marismas francesas y se suceden paisajes excepcionales de viñedos y cultivos. Si aplican aquello de que "si bebes, no conduzcas, esta es la mejor opción; un día de asueto para recrear la vista y el estómago.