El firmamento MICHELIN en España sorprende más que nunca con 16 tres Estrellas, 33 dos Estrellas y 243 restaurantes con una Estrella MICHELIN (una de ellas en Andorra).
La exitosa presentación de la Guía MICHELIN España 2025 en la capital murciana, dentro del Auditorio y Centro de Congresos Víctor Villegas, ha llegado cargada de sorpresas y galardones, la mejor prueba del auge gastronómico de un país.
Nuevamente asistimos al incremento de reconocimientos en España, que, con 1251 establecimientos seleccionados (1257 si contamos los de Andorra) y un total de 292 presumiendo de nuestras preciadas Estrellas (una de ellas en Andorra), se ha consolidado, merecidamente, como uno de los destinos más apetecibles y atractivos del mundo.
El gran triunfador de la velada es Casa Marcial, el nuevo tres Estrellas MICHELIN, pero tras él hay tres deslumbrantes dos Estrellas (Alevante, LÚ Cocina y Alma y Retiro da Costiña), así como 32 restaurantes que conquistan su primera Estrella y han dado un salto de gigante para ofrecernos unas propuestas culinarias singulares, personales y, en muchas ocasiones, hasta con la difícil capacidad de emocionar.
La preocupación por la sostenibilidad también sigue latente y cada vez cala más desde el mundo de la restauración, pues con las 9 nuevas Estrellas Verdes vemos que ya tenemos 57 establecimientos ejerciendo como prescriptores de las buenas prácticas en nuestro país. Sus propuestas miran al entorno cercano, crean conciencia entre los comensales y apuntan de una manera especial hacia el desperdicio cero, siempre desde la creatividad.
A su vez, asistimos a cómo los grandes hoteles siguen apostando por la alta gastronomía, algo que este año se ha dejado ver con notoriedad en Canarias, y a cómo podemos encontrar una maravillosa oferta culinaria en pequeños pueblos de interior, como los de Huesca, lo que ha sorprendido positivamente a nuestros inspectores.
Lo cuenta un inspector: Casa Marcial, el nuevo tres Estrellas
Descubre la experiencia de un inspector en el restaurante Casa Marcial, ubicado en Asturias, que ha conquistado el mayor de los galardones gastronómicos en la Guía MICHELIN.
Conquistar tres Estrellas MICHELIN significa alcanzar la cúspide de la gastronomía, y eso es precisamente lo que ha logrado Casa Marcial este año. Este reconocimiento es fruto del apasionado trabajo de los hermanos Nacho, Esther y Sandra Manzano, quienes han crecido en esta casa centenaria, ubicada en el pueblo de La Salgar y rodeada por las montañas asturianas. Este paisaje aislado, junto con la creatividad y la hospitalidad de esta familia, dan vida a una experiencia gastronómica que bien merece un viaje por sí misma. A continuación, uno de nuestros inspectores nos relata, en primera persona, sus sensaciones y vivencias en su última visita anónima a este templo culinario.
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La experiencia empieza en el camino
“Una fina llovizna cae mientras avanzo despacio por una carretera estrecha y serpenteante, inmersa entre las montañas verdes de Asturias. Tras pasar junto a huertas, vacas y gallinas autóctonas —también conocidas como pitu de caleya—, empiezo a desconectarme, y me invade una sensación de paz.
Mirador del Fitu, en Asturias © StockPhotoAstur/iStock
Al llegar a la pequeña aldea de La Salgar, me encuentro con no más de cuatro casas. Si no conociera Casa Marcial, jamás imaginaría que este pueblo aislado alberga uno de los mejores restaurantes de España. Aparco en lo alto de una explanada, desde donde, aún dentro del coche, contemplo una panorámica del monte Fitu que me sumerge aún más en el entorno natural. De inmediato, se acerca una persona para comprobar mi reserva y, con un paraguas en mano, acompañarme al establecimiento”.
Un restaurante con historia
“En la zona de recepción, el contraste entre la fachada con estética tradicional del restaurante y la marquesina renovada previa a la entrada evocan, como un flashback de película, toda su historia. Justo aquí se encontraba, hace unos cien años, el antiguo colmado de la familia Marcial. En aquel entonces, los abuelos de los hermanos Nacho, Esther y Sandra —que aquí jugaron de niños, crecieron y se convirtieron en quienes son hoy — llevaban en la planta baja un bar y tienda de pueblo, donde vendían latas de conserva y artículos básicos, mientras que en el piso superior tenían un salón de baile.
Desde entonces, cinco generaciones han trabajado en este establecimiento, que ha evolucionado, año tras año, década tras década, hasta convertirse en un restaurante de primer nivel”.
Vista nocturna del restaurante © Siro García/Casa Marcial
El equipo y el interior de una casa que se supera año tras año
“Al cruzar la puerta de cristal, donde leo “Casa Marcial – Hermanos Manzano”, percibo de inmediato que este sigue siendo un auténtico negocio familiar. Todos están presentes. Mientras Esther y Nacho Manzano ejercen su magia tras los fogones como chefs, acompañados de Jesús Sánchez Manzano — hijo de la primera y sobrino del segundo—, la encantadora Sandra Manzano, anfitriona y jefa de sala, me hace sentir como en su propia casa. Dirige de manera discreta a un equipo trajeado que combina profesionalismo, simpatía y amabilidad.
Antes de acomodarme, me llama la atención un aroma fresco a roble y, pronto, descubro su origen: proviene de una hermosa bodega de madera, recién inaugurada, que alberga una amplia y variada selección de vinos, con destacadas referencias internacionales y una notable sección de jerez y sidra, como no podía dejar de ser en Asturias.
Uno de los comedores del restaurante © Siro García/Casa Marcial
La incorporación de esta nueva bodega, junto al mobiliario, la mantelería, la vajilla moderna y los cubiertos de plata, transmite la sensación de un establecimiento en constante evolución. Al mismo tiempo, las vigas de madera expuestas y las paredes de piedra de los tres sobrios comedores —uno rústico en la planta baja y dos similares, pero algo más contemporáneos, en el piso superior— conforman un atractivo telón de fondo y recuerdan que estoy en una casa cuyos orígenes se remontan al siglo XIX”.
La familia Manzano, con Nacho, Sandra, Esther y Jesús (el hijo de Esther) © Casa Marcial
Gastronomía de terruño
“La experiencia culinaria que sigue a este bucólico preámbulo comenzó semanas antes de este día. Al reservar mi mesa, me enfrenté a la difícil tarea de elegir uno de los tres menús degustación que el restaurante ofrece este año. Todos evocan el entorno: Nordeste "El Cachucho" hace referencia a un monte submarino en el mar Cantábrico, frente a las costas de Asturias; Nordeste "El Fitu" alude al impresionante mirador y montaña visible desde el aparcamiento del restaurante; y La Salgar, a la aldea donde se ubica Casa Marcial. También existe la opción de platos a la carta, pero me decanté por el primer menú, aunque todos me resultaban igual de apetecibles.
Al llegar a mi mesa, a través de la ventana, contemplo las montañas verdes, las gallinas sueltas y un paisano que baja con una vaca. Tal como lo esperaba, los sabores y combinaciones que estoy a punto de degustar están íntimamente vinculados a este paisaje. Se trata de una cocina creativa, equilibrada, precisa y de técnica excelente, que se nutre de la rica despensa tanto de la montaña asturiana como del mar Cantábrico.
En cada pase, el personal me cuenta el origen de los productos, muchos de ellos de pequeños proveedores locales y otros de la huerta ecológica que cultivan en Narbasu, un restaurante también de los Manzano, ubicado a menos de media hora de aquí. La experiencia me confirma las razones por las que Casa Marcial está reconocida también con la Estrella Verde: kilómetro cero, desperdicio cero, ingredientes de temporada, reciclaje… Esta familia defiende un compromiso genuino con la sostenibilidad”.
Algunos de los platos degustados hoy
Los aperitivos
“Lo primero en llegar a la mesa es un exquisito surtido de aperitivos para abrir boca, entre ellos una croqueta de jamón y una especie de taco con láminas de xarda, semillas de mostaza encurtida y crema de coliflor. Mientras los saboreo, infusionan junto a la mesa un caldo ahumado con algas y hierbas, que desprende unos espectaculares aromas de brasa. Me lo sirven recién hecho y caliente, y resulta muy ligero. También pruebo bocados como la Crema de algas, percebes, navaja y agua de tomate, con un impresionante sabor a mar; y la Cuajada de apio, algas, pepino y granizado de acedera, con excelente textura y un granizado de hierbas que recuerda el campo. Todo esto se acompaña de una refrescante kombucha casera de manzana, terminada con una buena sidra de pera”.
Crema helada de espárragos, áspic fermentado, borraja y caviar
Crema helada de espárragos, áspic fermentado, borraja y caviar © Casa Marcial/Casa Marcial
“Con una sofisticada puesta en escena, este plato explora la versatilidad de los espárragos y juega con distintas texturas y temperaturas. En la base, una crema helada hecha con la verdura, seguida por una capa de la misma, cocida y ahumada, sobre la cual descansa una delicada lámina de gelatina elaborada de su agua. La propuesta se corona con una ensalada de espárragos al dente, dos flores de borraja y un poco de caviar, que aporta un apetecible matiz amargo y salino”.
Guisantes a la brasa, cococha de merluza, su esencia y champiñón
“Este plato es sinónimo de excelencia. Finas láminas de champiñones frescos esconden el profundo y maravilloso sabor de una esencia de merluza, acompañada de su cococha troceada. Debajo, se encuentran guisantes lágrima, tiernos y dulces, con un ligero toque de brasa, que explotan en boca. La combinación es una auténtica delicia y nos sorprende por su aparente sencillez”.
Pichón, "foie" de leche de oveja y anchoa
“Presenta un escalope de pechuga de pichón de alta calidad, perfectamente cocinado, lo que hace que la carne esté jugosa. Lo acompaña una espesa, refinada y deliciosa salsa, de estilo clásico, hecha con los menudillos del ave. Para aligerar el conjunto, una cuajada de leche tostada de oveja, idéntica en forma, color y, hasta cierto punto, textura a una loncha de foie gras. Por encima, finos filetes de anchoa aportan un toque salado, mientras que unas pequeñas cebolletas añaden textura. Es un plato que habla del mar a través de la anchoa, de la tierra con la leche de la cuajada y del aire con el pichón”.
Trucha en aroma de su hábitat, jugo primaveral y levadura © Michelin
Trucha en aroma de su hábitat, jugo primaveral y levadura
“Puede sonar a piropo, pero, desde mi experiencia como inspector, jamás he probado una trucha como en esta casa ni tampoco un salmón salvaje comparable (según la temporada, el restaurante alterna el pescado de este plato entre trucha y salmón). Su punto de cocción es impecable: la textura es tan suave que recuerda a un flan, y el resultado es sumamente delicado y suculento. Este pescado viene acompañado de un jugo primaveral elaborado con judías verdes, una crema de levadura con berros y una capa crujiente de tapioca con diversas hierbas. Un conjunto espectacular”.
Mero, ensalada crujiente de hierbas
“Es un plato simple, pero redondo. Presenta una pequeña pieza de mero, maravillosamente fresca y suculenta, hecha a la brasa, de excelente calidad y textura. Va acompañada por varios puntos de dos salsas distintas, una de hierbas y otra tipo bilbaína, además de un bouquet de ensaladas del huerto, servidas sobre una hoja de lechuga cristalizada”.
Conclusión
“Hoy he percibido un grado de madurez y un esfuerzo conjunto de toda la familia, lo que se traduce en una cocina profunda y eleva el restaurante a su máxima expresión.
Tres recomendaciones finales:
- Puedes disfrutar del café en la terraza trasera del establecimiento, donde el espacio de cocina de I+D, con toques contemporáneos, contrasta con la rusticidad de la casa y ofrece vistas espectaculares.
- Es posible degustar algunos de los platos de Casa Marcial en tu propia casa, gracias al proyecto Hermanos Manzano, que lleva sus creaciones directamente a domicilio.
- Para completar la experiencia, alojarse en el hotel CoolRooms Palacio de Luces, con una Llave MICHELIN y a solo 30 minutos del restaurante, es una opción ideal para rematar la experiencia a lo grande”.