Ruta Turística-Religiosa……
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De Astillero a Santo Toribio de Liébana
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153 kilómetros por los caminos de Cantabria
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Comienza el 74º Año Santo Lebaniego
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Naturaleza, paisajes, cultura, historia y Fe
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Una guía para el caminante en 8 etapas
Hace un par de días, conversando con mi viejo amigo Josep, que reside en Cantabria y preside la Organización Mundial de Turismo Ecuestre (OMTE), me contaba sobre las buenas intenciones e iniciativas que desde diversas asociaciones como Placam y Cemag quieren emprender para impulsar el “Camino Medieval Lebaniego”. Hasta ese momento, -hombre de poca fe- desconocía de su existencia e importancia religiosa.
Retomando mi larga actividad en la promoción turística, pública y privada, pensé de inmediato que este bien religioso-turístico, que debería potenciarse en el mundo como una “Ruta de Turismo Religioso” para activar o fortalecer todos aquellos servicios que en y desde los puntos de partida y llegada, así como en todo el trayecto de 153 km. podrían incrementar el movimiento laboral y económico de toda la zona, lo cual coincide con la intencionalidad de las asociaciones impulsoras y autoridades municipales.
Por ello y desde este artículo intentaremos brindar la información básica para conocer el origen y desarrollo del “Camino Medieval Lebaniego” para todos aquellos caminantes interesados en realizarlo desde cualquier origen o aquellos turistas que quieren conocer esta parte de la bella y verde Cantabria.
El Camino
Astillero es el origen de todo. Aquí nace la ruta de peregrinaje que permite a los amantes del Camino de Santiago unir el Camino del Norte con el Camino Francés. Y lo hace atravesando el corazón de Cantabria por una ruta de 153 km., hasta llegar a la joya de la peregrinación por antonomasia en la comunidad autónoma: Santo Toribio de Liébana.
Astillero tiene el privilegio de ser el «origen» del Camino Medieval Lebaniego aportando un testimonio singular de enorme riqueza para la historia de las peregrinaciones «crucenas» hasta las tierras de Liébana. Como itinerario, un «camino» de peregrinación queda marcado por el ánimo devocional y particular de aquellos caminantes del espíritu que son seguidos en sus pisadas.
El cariz de los peregrinos Astillerenses ha señalado el referente de las peregrinaciones al "Monasterio de Santo Toribio de Liébana" y su "Santa Reliquia de la Vera Cruz" con la propuesta de acoger a todos los que se acerquen al municipio para emprender viaje ofreciendo la experiencia genuina de un «camino».
Este recorrido ya cuenta con su correspondiente señalización y, además, se ha conseguido llegar a acuerdos con entidades privadas para facilitar las pernoctaciones, a lo largo de las ocho etapas que se sugieren realizar en la hoja de ruta que abre un amplio abanico de nuevas oportunidades a los amantes del senderismo y la peregrinación.
Es una gran oportunidad para que con el mismo espíritu de los peregrinos que en la Edad Media recorrían el largo y ancho de Cantabria por los espacios geográficos de su Fe, la devoción Jacobea, por excelencia, y por estar muy vinculada a la veneración que profesaban al "Lignum Crucis", acredita al Camino Medieval Lebaniego con una visión primigenia que vuelve a entretejer toda la extensa red de caminos medievales que hilvanaban pueblos, hospitales, hospedajes, iglesias, ermitas, órdenes medievales, puentes, torres… y por los que su huella entona, hasta el día de hoy, el cántico de sus vestigios y a cuya melodía el peregrino actual del siglo XXI vuelve a dar vida, construyendo, para la posteridad, el título máximo de «Camino».
La Reliquia
Es reconocido el relato del cronista benedictino Prudencio Sandoval, que escribió sobre la reliquia a finales del siglo XVI: «El Lignum Domini de esta reliquia corresponde al brazo izquierdo de la Santa Cruz que la Reina Elena dejó en Jerusalén cuando descubrió las cruces de Cristo y los ladrones. Está serrado y puesto en modo de Cruz, quedando entero el agujero sagrado donde clavaron la mano de Cristo».
Presencia de la Sagrada Reliquia según inventario del prior del monasterio de Santo Toribio: «...item II testes de alemegnes et Iª cruz de plata con el lignum Domini...» 4 de agosto de 1316.
La devoción al Lignum Crucis Lebaniego ha sido motivo de peregrinación desde la Edad Media, como así lo atestigua la huella histórica.
Desde su llegada al Monasterio de Turieno en la Alta Edad Media, la Sagrada Reliquia de la Cruz de Cristo ha sido venerada ininterrumpidamente por peregrinos de todas las épocas. En consonancia, en el 1125 encontramos la primera referencia del antiguo monasterio ya bajo la advocación de Santo Toribio.
Teniendo en cuenta la tradicional devoción, los papas Julio II y León X ratifican el Jubileo en el siglo XVI, un privilegio singular distinguido por la Puerta Santa del Perdón, a la altura de Tierra Santa, Roma y Santiago de Compostela. Como corolario y vigencia, el Papa Pablo VI, en 1967, amplió el privilegio de ganar el jubileo a todo el año.
La reliquia del Leño de la Cruz se encuentra incrustada en un relicario en forma de cruz en plata dorada, de estilo gótico, realizado en un taller vallisoletano en 1679. Las medidas del Leño Santo son de 63 cm el palo vertical y 39 cm el travesaño, con un grosor de 3’8 cm siendo la reliquia más grande conservada de la Cruz de Cristo. Pruebas científicas realizadas en 1958, verificaron que la madera del Santo Leño es un "Cupressus Sempervirens L", una variedad de ciprés autóctona de Palestina y con una antigüedad superior a los 2.000 años.