En los Llanos Orientales colombianos se encuentra una auténtica joya de la naturaleza que lo sorprenderá: se trata de Caño Cristales, uno de los ríos más hermosos del mundo.
“Sueño con castillos y balcones, en el atardecer de la bella Cartagena, y sueño con ¡Cúcuta! ¡Pasto! ¡Bogotá!… El Valle del Cuaca, el Magdalena, o el Rodadero… El Cerro de Monserrate… lugares recordados amados y queridos, como decía el poeta colombiano, como se quiere a unos zapatos viejos…” (Sueños Turísticos de América)
“EL RIESGO ES QUE TE QUIERAS QUEDAR”
Era el año 1972, bien marcado en nuestra vida, cuando llegaríamos a Colombia por primera vez… Toda una aventura que tendría su inicio en la venezolana ciudad de Barquisimeto, cuando dictando un curso sobre turismo el delegado de la Corporación Nacional de Turismo de Colombia, nos ofrecería la oportunidad de dictar nuestras lecciones en su país. Él se había desplazado de Caracas a esta ciudad, para participar como un simple alumno en nuestro curso que duraba un par de semanas. Era el año 1971. Nos acompañaban nuestros queridos profesores – hoy lamentablemente fallecidos – Leoncio Afonso Pérez, José Manuel Pérez Borges y José Guillermo Rodríguez Acosta.
Ahí se nos abrieron las puertas de nuestra querida Colombia.
Para nosotros escribir sobre este hermoso singular país, es caer en el baúl de los más hermosos recuerdos y las más imborrables situaciones vividas alrededor de nuestras célebres andanzas dentro de un verdadero enjambre de aventuras, que no fueron soñadas, en el más puro de los sentidos, relacionados con la enseñanza del turismo.
Cartagena de Indias, una de las joyas turísticas de Colombia, cargada de anécdotas y vivencias, en nuestros cursos de turismo, donde incluso ofrecimos uno especial a los policías de ciudad, en el año 1973. Nada de eso existía cuando la conocimos. Esta península era un puro desierto.
Tal sería el reconocimiento y la recomendación, del mencionado representante de la Corporación Nacional de Turismo hiciese que este organismo no dudó en ponernos todas las mejores condiciones para que informásemos a los amigos colombianos lo que nosotros sabíamos de turismo, dictándoles nuestros cursos en sus más preclaras ciudades en aquellos pasados años. Bogotá, Medellín, Cartagena de Indias, Cali y Popayán.
Popayán, su estilo colonial y su cuidado por la naturaleza un buen ejemplo para toda Colombia, fue uno de los lugares donde impartiríamos nuestros cursos-seminarios de turismo en el año 1972.
Fueron días maravillosos, acompañados de cuatro ilustres profesores paisanos que desde Canarias nos desplazamos al hermano país, y completamos un tremendo recorrido que propició, el documento que guardamos como “oro en paño”, que muestra el éxito de nuestra misión.
No podemos borrar de la memoria, Medellín Cali, Popayán, Buenaventura… Bogotá y su aeropuerto El Dorado, donde un avión de la prestigiosa AVIANCA, nos brindó la oportunidad de comprobar cómo se valoraba nuestra presencia en el país, retrasando su salida para esperarnos y abriendo nuevamente sus puertas para que subiésemos a el, cuando ya estaba a punto de comenzar su rodaje para despegar hacia Cartagena. Nuestro compañero en esa ocasión, el Dr. José Luis Mederos – testigo de esta aventura – y el que suscribe, no salíamos del asombro.
COLOMBIA Y EL TURISMO
Todo en Colombia respira turismo. Un país, que, en aquellos tiempos que recordamos, ya tenía un equipo de guías de turismo oficiales – algunas de las cuales asistieron a nuestros cursos – y sorprendentemente una policía de turismo, como veremos en una gráfica en este reportaje – algo casi inaudito en aquel entonces – que no existía en ningún país de América y que tampoco conocíamos que existiera en Europa.
1972. Ante la puerta del Museo del Oro, en Bogotá, recibiendo las atenciones de un Policía de Turismo, de la municipalidad de la ciudad.
Colombia ya entonces nos mostró su vocación turística, cuyos valores naturales son de una extraordinaria importancia y que los colombianos han sabido componer de forma muy acertada, como hemos visto, sin ningún género de dudas, ya que ellos acompañan a estos recursos naturales, con una alta profesionalidad, como pudimos comprobar con los directores de sus empresas turísticas, gerentes de hoteles, sus profesionales de la enseñanza y sus mando directivos políticos y empresariales de quienes guardamos los
mejores recuerdos.
TURISMO Y COMPETENCIA TURÍSTICA
Desde al Río Magdalena, hasta las cúspides de Los Andes, todo en Colombia, es una sinfonía de atractivos que nos llevan hasta su gastronomía, con su ajiaco, o la sobrebarriga, como unos ejemplos de la calidad de su imaginación para componer los deliciosos platos típicos del país, a los que se une su incomparable café, el clásico “tinto” que nos acompañó en todas nuestras intervenciones en aquellos memorables cursos, y que hoy es un atractivo que ya se ofrecía gratuitamente en sus aeropuertos en los años sesenta del
pasado siglo.
En la Catedral de Sal, en Zipaquirá, durante una de nuestras visitas a Colombia llenas de imborrables extraordinarios recuerdos.
Altar en el interior de la Catedral de Sal, con la imagen de la Virgen del Rosario de Guasá, patrona de los mineros, a quienes se debe la inspiración de la citada joya arquitectónica, hoy reliquia turística de poderoso atractivo para Colombia, F/ Tejera Reyes.
“Colombia tiene con que” fue el reclamo publicitario de la campaña política, de un alcalde de Cali. Es una verdad soñada por otros países competidores en su proyección turística, aunque esta palabra sabemos no es acertada, pues en el turismo todo es complementario y la competencia, si bien en la superficie lo parece así, en el fondo de su estructura, todo es un complemento, y el turista del norte del hemisferio que viaja a América del Sur, le gustaría recorrerla toda, y si un año viene a una zona de Colombia y se sorprende y asombra en la Catedral de la Sal, o las playas de la Marbella cartagenera, al otro año. Le gustaría ver donde Jorge Isaac situó a su “María”, o el Cali que cuenta Palacios en su “El Alférez Real”, todo esto sin nombrar el impresionante . – no tenemos otra palabra más apropiada para catalogarlo – Museo del Oro, en Bogotá, capital de Colombia – la Atenas de América – donde desde el penthouse de su edificio Tequendama, veíamos la ciudad bajo nosotros, distrayéndonos e inspirándonos en nuestras aulas, ya que desde allí comenzábamos un recorrido que nos llevaba hasta el Valle del Aburra y su Medellín, con su Hotel Intercontinental, en aquellos tiempo ya muy famoso, y desde allí a la heroica Cartagena de Indias, para saltar, nuevamente pasando por Bogotá a esa Cali, de nuestros mejores recuerdos, y al ambiente mítico de un Popayán, que significaba la presencia y el contacto con el mundo colonial colombiano, como lo viéramos más tarde en Pasto.
El majestuoso Edificio Tequendama, Bogotá, en cuyo penhouse impartiríamos nuestro curso durante 15 días, en el año 1972, con un brillante éxito. No termina ahí nuestro periplo colombiano que en otra memorable ocasión nos llevara hasta Pasto, después de dirigir un curso en Cúcuta y seguir la ruta atravesando el país de un lado a otro, con parada y conferencias en Cali, y una espléndida ruta por tierra, hasta Pasto.
Rotary Club de Cali, 1985. El autor de este trabajo, interviniendo en su programa semanal con el tema “Sociología Rotaria” e intercambiando presentes, junto con sus directivos.
Estampa gráfica emblemática del MUSEO DEL ORO, en Bogotá, una de las joyas mas Preciadas de la atracción turística de Colombia, de un valor incalculable.
COLOMBIA, UN PAIS ENCANTADO
La capital de Colombia, Bogotá, nos trae a nosotros serios recuerdos de épocas pasadas relacionados con nuestros primeros pasos en torno al desarrollo del turismo en tierras americanas.
No son simples anécdotas el recuerdo de unos pajaritos amarillos revoloteando libremente en el despacho de una máxima autoridad de la industria y el comercio colombiano, en la misma cúspide acristalada del Edificio Tequendama, frente mismo al prestigioso hotel que la empresa Intercontinental gestionaba en Bogotá.
Es uno de las decenas de recuerdos que vienen a nuestra mente de aquella memorable empresa que desde las Islas Canarias organizamos, y que ejecutamos en este esplendoroso país de América, donde, como decimos, Bogotá, Medellín, Cali, Popayán y Cartagena de Indias, fueron testigos fieles de la presencia de ocho profesores canarios de reconocida valía, pertenecientes a nuestro centro de estudios, que durante algo así como cuatro semanas, impartimos nuestros conocimientos bajo el genérico nombre de “cultura turística” con algo más de seiscientos interesados asistentes…
En el centro de la imagen, el espectacular Hotel Intercontinental Medellín, en su inmejorable situación, de los más cálidos recuerdos durante el curso de estudios turísticos, impartido por el Centro de Estudios Turísticos de Canarias, en el año 1972, organizado por la Corporación Nacional de Turismo de Colombia.
Mas tarde desde aquel 1972, nuestra vinculación al país, nos llevaría seguidamente a recorrer otros caminos, impulsándonos de un lado a otro de él, con serias intervenciones desde Cúcuta hasta Pasto… Son muchos los reportajes y las intervenciones que hemos realizado sobre Colombia en varias publicaciones diarias y revistas mundiales y más recientemente, en las aulas de la Universidad Externado de Colombia, en Bogotá y Bucaramanga, tuvimos otra importante vivencia que, como es nuestra costumbre, también hemos dejado reflejada para la posteridad en la prensa digital y escrita.
Día Mundial del Turismo 2016. Condecorado por la Alcaldía de S. José de Cúcuta, con la Medalla Juana Rangel de Cuellar, y declarado Huésped Ilustre, en solemne acto, celebrado en esa historia ciudad.
UN PAÍS EN EL CANDELERO
De estos sueños de Colombia es fácil extraer todo el sentido de un país que se define por la diversidad de sus múltiples facetas atractivas para toda clase de turismo de una forma sobresaliente, como bien cuenta nuestro querido amigo Alejandro-José Gallard en su revista El Archivo núm. 633, que nos envía todas las semanas del año. Donde nos sitúa claramente en sus variables geográficas.
Copiamos: “Colombia es una mezcla de trópico caribeño y la Cordillera de los Andes, que en Colombia, forma un macizo seccionado en tres, Central, Occidental y Oriental. La Central está separada de la Occidental una distancia promedio de 400 m por una falla geológica ocupada por el río Patía al sur y por el río Cauca al norte. La Oriental se separa gradualmente hacia el este creando la cuenca del río más importante de Colombia, el Magdalena. Las tres cordilleras tienen picos principalmente de formación volcánica de más de 4000 msnm, muchos activos. La Central y la Oriental tienen picos de más de 5000 msnm cubiertos de nieves permanentes Las faldas forman valles y mesetas de tierras fértiles que reciben las aguas de ríos que bajan de sus montañas, con la que riegan una permanente producción agrícola y pecuaria, además de espacios donde se han desarrollado ciudades, pueblos y comunidades con vida propia, que forman un enjambre comunitario entrelazados por magnificas carreteras, aunque dificultosas siempre las mantienen en buen estado, usando el sistema de peaje.”
“Colombia es una democracia sostenible, a base de educación, profesionalismo y la responsabilidad de un sector privado constructivo que apoya el bienestar de su fuerza laboral manteniendo fuentes de trabajo formales y mucho trabajo informal, esto, sumado al buen sistema de salud, consolida este país de 50 millones, que no para de aumentar. Un exportador agropecuario e industrial que ha penetrado el mercado mundial, con puertos en el Atlántico y el Pacifico, ofreciendo al mismo tiempo al consumidor nacional productos de calidad a precios asequibles.” Síntesis extractada de lo publicado por Alejandro-José, en su edición de El Archivo Núm. 633, que da una idea precisa sobre este querido país andino.
COLOMBIA EN EL CORAZÓN
“Para nosotros escribir sobre Colombia, es caer en el baúl de los más hermosos recuerdos y las más imborrables situaciones vividas alrededor de nuestras célebres andanzas dentro de un verdadero enjambre de aventuras que no fueron soñadas, en el más puro de los sentidos, relacionados con las enseñanzas del turismo”.
Documento especial declaración de la importancia que tuvo en Colombia, nuestro curso-seminario de turismo, y fe del brillante éxito que se obtuvo con ello.
Tiempos de personas honestas y honradas que tienen muy claro lo que es servir a su país con la fórmula que, sin discusión, es la ideal para conseguir la prosperidad de sus habitantes y la consolidación de su nivel de vida adecuado. “El turismo es riqueza para la persona, para la familia, para la comunidad y para el mundo entero”, dice la Organización Mundial del Turismo, lo cual nosotros no nos cansamos de repetir y divulgar.
Intentamos de una manera clara y precisa, describir este singular país de América que tiene una personalidad propia, llena de una historia cargada de aventuras, que dan carácter a sus habitantes y que hemos tenido la suerte de conocer muy íntimamente, con lluvia, sol, frío y calor, desde las cumbres de Bogotá, hasta las llanuras del Valle del Cauca, recreándonos con nuestros inolvidables recuerdos de nuestros permanentes contactos con decenas de amigos colombianos que han transitado por nuestros centros de enseñanzas
turísticas – Guillermo, Luz Elena, Eduardo, Gonzalo, Dorin, Sandra, Luis, etc. etc.- ilustrándonos con sus conocimientos y vivencias…
Algo que nos lleva a recordar, aquel sublime verso del poeta cartagenero, que lo dice todo en cuanto a nuestro sentimiento por nuestra Colombia, a la que queremos como decía el poeta, “como se quiere a unos zapatos viejos”
Monumento en Cartagena, al ilustre poeta natural de aquella ciudad, Luis Carlos López… “como se quiere a unos zapatos viejos…”