En los últimos años y cada vez mas, muchos destinos se manifiestan en contra de tanto turista en su ciudad.

El fenómeno se ha extendido desde Australia a Canarias, Baleares, Santander, Barcelona, Paris, Roma, Alemania, etc. El alto grado de concentración de viajeros, sobre todo en lugares muy concretos, hacen imposible una vida cómoda para la ciudadanía. Por eso se preguntan si vale la pena atraer visitantes cuando causan tanto malestar a quienes viven el día a día de su ciudad o pueblo.
Hasta hace poco , el turismo era la fuente de divisas y la entrada de recursos en forma de riqueza para los destinos receptores, Además , genera empleo, fomentaba actividades de todo tipo, aportaba cultura, le daba vida a los pueblos, proliferaban los comercios y otras actividades económicas como bares, hoteles, peluquerías, embutidos, pastas, agricultura, lavanderías, alquileres de coche, apartamentos, guías, proveedores varios, etc. , pero eso, parece que no compensa el incordio diario a base de manadas permanentes que colapsan el espacio. La ciudadanía se queja que el turismo es más que una molestia y afecta a su bienestar diario: no hay viviendas para sus hijos o valen un dineral que no se pueden pagar, suben los precios de todo, colapsan todos los servicios y ocupan las mejores plazas en detrimento de los nativos
Cada vez más los destinos toman medidas contundentes que limitan drásticamente la entrada de turistas, bien prohibiendo el acceso o bien cobrando tasas astronómicas para hacerles desistir. La tasa ya es una medida muy recurrida. Se comenzó con la tasa de pernoctación y ahora se amplía a la propia entrada del visitante reuniéndole a abonar un importe en algún punto de control. Venecia ha restringido la entrada con permisos clausus y un importe, Barcelona está negociando con las navieras la reducción de atraques y hasta piensa cerrar alguna terminal portuaria si no se llega a algún acuerdo, en Japón han prohibido la entrada de los turistas en el barrio de las gheisas bajo multa de 60 euros. … Hemos hecho tanto por conquistar turistas y hemos invertido tanto que ahora no los queremos. El peligro está en apretar tanto que realmente se invierta el ciclo y dejen de venir ¿Qué pasaría entonces con toda la infraestructura que hemos desarrollado para atender a tanta gente y que perdería clientela?

Preguntas
Seguramente el fenómeno turístico actual exige un replanteamiento para que reoriente una serie de conflictos que se susciten en todo el proceso, pero habrá que hacerlo dando una respuesta acertada a estas preguntas y a otras muchas Y es mejor hacerlo con mesura que no pagar después los errores ¿Debe reducirse la entrada de turistas ¿¿Quién lo decide? ¿hasta cuento puede restringirse? ¿Qué mecanismos se aplicarán? ¿Es adecuado establecer una tasa? ¿De cuánto? ¿Dónde y cómo se pagará? ¿Quién la recaudará? ¿Para qué se aplicará? ¿Qué dicen los hosteleros y en general el sector? ¿Qué dicen las grandes cadenas ¿¿Qué proponen los técnicos? ¿Cómo se discriminarán los turistas que pueden entrar o no? ¿Y los viajeros de negocios tendrán también el mismo trato? ¿Qué harán las compañías aéreas y las de transporte en general? ¿tendrán que llevárselos de vuelta? ¿Responderán de sus visados? ¿Y los viajes de curso, se quedarán los estudiantes sin sus destinos predilectos y prácticas? ¿Cómo se repartirán las ocupaciones y reservas? ¿Quién y cómo las gestionarán? ¿Con cuánto tiempo tendrán que gestionarlas? ¿Cómo se contabilizarán a la hora de contabilizarlas? ¿Los familiares se contabilizarán como visitantes? ¿Y los amigos también sus turistas? ¿Quién tendrá preferencia, nacionales o extranjeros? ¿Todas las entradas tienen el mismo trato independientemente de la duración? ¿Y los eventos, certámenes, simposios, etc.?
Por nuestra parte, iniciamos un estudio con expertos recabando opiniones y propuestas para después presentarlas a todos aquellos que tienen la competencia `para poder decidir y les ayuden a diseñar una buena solución. En estas mismas páginas recogeremos las conclusiones, pero, antes, están invitados todos aquellos que quieran mostrar su visión y que crean que su aportación es valiosa para una solución definitiva. Esperamos contribuciones. (Foto Unplasch)

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