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Con el regreso de los viajes en el mundo, hace cada vez más notorio que el tipo de vacunas contra el covid que haya recibido podría ser un determinante de a donde pueden viajar las personas. 

La Unión Europea se plantea permitir en el verano la entrada de ciudadanos estadounidenses que tengan sus vacunas aprobadas por su agencia reguladora. Lo que significa que las personas que hayan sido inmunizadas con vacunas de laboratorios chinos como Sinovac o Sinopharm, seguramente no tendrán permitido el ingreso en el futuro. Esto supone serias consecuencias para el levantamiento del turismo internacional. 

Con el tiempo van avanzando las campañas de vacunación alrededor del mundo, la aprobación de reguladores de varios países y regiones ponen las bases para una división global, en donde la vacuna aplicada determine a qué países pueden ingresar las personas.

Para ciudadanos chinos que viajan regularmente al exterior y los occidentales que buscan oportunidades de negocio en la segunda mayor economía, supone un dilema al escoger la vacuna. 

Por el momento, China solo reconoce vacunas de fabricación propia, pero estas aún no han sido aprobadas en Estados Unidos o Europa.

Para millones de personas en todo el mundo, el no poder elegir la vacuna que se va a recibir, supone un riesgo en que más lugares se vuelven selectivos sobre las vacunas que reconocen, sobre todo por las diferencias que se dan en las tasas de eficiencia, cabe la posibilidad de que las personas enfrenten inconvenientes para viajar aun estando inmunizados.

Esto genera grandes consecuencias en la actividad comercial internacional y en el sector del turismo, la división global de personas con base en la aplicación de las vacunas no solo generará rechazo sino que los efectos tanto económicos como sociales continuarán. 

No solamente China restringe el acceso de personas con ciertas vacunas, Islandia eliminó las vacunas chinas y rusas de la lista de inmunización aceptada para el ingreso al país.

La aceptación de las vacunas es clave para que los países que su actividad económica depende del turismo, ya que la industria de viajes mueve más de 9 billones de dólares y está detenida desde el comienzo de la pandemia.

La postura de China sobre este tema puede suponer una afectación en la toma de decisiones, ya que los turistas chinos siempre han sido vistos como los mayores visitantes a puntos turísticos de todas partes del mundo, en especial de Europa.

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