Cada periodo de la   vida  tiene  su encanto y hay  estadios mas  adecuados  para  realizar  determinadas   acciones. 

Dicen que la mejor poesía se da  en torno a  los  25 años, la   novela en torno   a los   40  y el ensayo a  partir  de los   50. Si   la vida   es un aprendizaje, año   que pasa, proporciona  experiencia  para   poder  analizar   mejor  los  hechos. Ya  se sabe  que   hay idiosincrasias para  todo: personas que nacen con un don y talento  excepcional y mortales comunes   que vienen  al mundo con el cerebro  plano  y van  acumulando conocimientos  a lo largo de la vida.  Así que, son  importantes    dos  cosas: actitud  y capacidad  de aprendizaje. No sabemos  por qué  razón unos  salen con  sentido musical  y otros no logran educar el oído  en toda la vida.

Un estudio  realizado en  Estados Unidos concluye que la edad  mas productiva en la vida  de una persona  está entre los 60  y 70 años.  De hecho,  los  ganadores   de los  “Nobels” tienen un promedio  de edad  de  62 años y, por  otro lado, la  mayor parte  de los  máximos directivos  de las  grandes empresas están  en los  63  años. Si  echas  un  vistazo  a  los  grandes profesionales: abogados, arquitectos, diseñadores e incluso artistas  se consagran  en  esa  franja  de  edad.

Pero, sorprende que, la segunda  etapa  mas productiva del ser humano está  entre los  70 y los 80 años. Para mucha   gente,   este  colectivo parecería que está   ya fuera  de circulación  y pocos  directivos se atreverían a fichar  para  sus  proyectos empresariales  a estos “ mayores ya maduros”.

  Y, por fin,  la tercera etapa  mas productiva de la vida está entre los  50 y 60 años. ¿Cómo es posible  que muchas empresas  substituyan a la  gente  mayor  -65 años- por  gente  joven  -25 años- pensando que  son los que van  a  salvar  o   hacer  crecer la empresa?  Se confunde a    menudo   resistencia  física con  talento. En el fondo, si estamos  ante  una  operación médica  por  ejemplo, nadie elegiría  a  un  principiante de   de  28 años y se inclinaría por un cirujano  de 60.  Hoy el  trabajo   físico   ya se lo hemos  entregado a  las  máquinas , pero, el  intelectual sigue siendo un  intangible apreciable.  Y es que la   formación  y la  experiencia no se pueden suplantar   ni por la osadía  ni por la estupidez. Cuando  queremos  acometer  un proyecto serio, tenemos que recurrir a buenos profesionales y  esos en la mayor parte  de los casos  han salido  de las aulas. La   formación    y  la práctica  configuran  un  elenco  de habilidades para  formar  criterio  y   poder  plantear una solución con éxito.

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