Gracias a los ingenieros -y arquitectos- disfrutamos de las maravillas que complementan la naturaleza y aportan al ser humano progreso, confortabilidad y calidad de vida en una superación permanente y renovada.
Quizá nuestra vocación por la ingeniería vendría signada por los viejos años en que acompañábamos a nuestro padre transportando a los ingenieros que construían las carreteras de la Isla de Tenerife. Viendo a aquellos profesionales cargados con sus trípodes haciendo los levantamientos topográficos para proyectar las carreteras, o mas tarde en los tableros de dibujo de la Junta Administrativa de Obra Públicas, en Santa Cruz de Tenerife, se afianzaría nuestra vocación por la ingeniería, llevada al máximo con la práctica del trabajo diario como Delineante, que dibujara los planos de las dos principales autopistas de la isla, la del norte y la del sur, aparte de las mas intrincadas carreteras en los puntos mas sobresalientes de la isla. Eran los años 50-60 del pasado siglo.
Así nuestra vocación se vio recompensada con los 16 ingenieros que tenemos en nuestra familia directa – hijos y nietos, 13 graduados en Venezuela – con algunos de ellos haciendo historia ocupando puestos importantes en muchos momentos de su vida en el desarrollo de Venezuela, y ahora mismo en Boca Ratón, Florida EE.UU., donde María Milagros, precisamente es la Directora de Trafico de esa populosa ciudad, después de una larga vida profesional como experta en vialidad territorial en esa misma nación donde se graduó como Ingeniero Civil en la Universidad de Tennessee.
En Venezuela, hemos vivido momentos cumbres viendo como algunos de esos familiares ocupaban puestos importantes en empresas privadas propias, o en empresas del Estado, con inolvidables recuerdos en la isla Margarita, donde la recorrimos de punta a punta admirando las obras de ingeniería de José Gilberto, que mas tarde su experiencia le llevará hasta el lejano Estado de Mérida, supervisando la construcción de sus carreteras Ingenieros fueron nuestro maestros, no solo en la gestión profesional , sino inclusive en la actividad social, entre ellos nuestro recordado ilustre maestro D, Juan Amigó de Lara, artífice de las mas connotadas obras en la Isla de Tenerife, del que fuimos colaborador directo durante varios fructíferos años para nuestra formación profesional.
De extraordinario prestigio, y de incalculable valor la labor del ingeniero en la vida del desarrollo de los pueblos, su importancia estructural está mas que demostrado en el mundo con las espectaculares obras que hoy nos asombran cada día mas.
Recorriendo el Puente del Mundo en Panamá, subiendo al Cristo Redentor, en Río de Janeiro, o recreándonos en las obras del Siam Park, El Palmetum, o el Lago Martiánez, en Tenerife, obras de nuestros amigos ilustres ingenieros José Luis Olcina y Juan Alfredo Amigó, tenemos que ofrecer nuestra rendida admiración, a estos profesionales que con sus trabajos nos sorprendieran desde nuestra mas temprana edad, y nos llevaran a formar esa familia de ingenieros donde hoy tenemos mas que los que tenía la empresa pública en la isla de nuestro nacimiento.
¡FELIZ DIA EL INGENIERO VENEZOLANO. Dedicado a mi querido amigo Jesús Ramos, presidente del Colegio de Ingenieros del estado Monagas