Fernando Gómez comenzó tarde la andadura literaria, básicamente porque estaba dedicado a su actividad principal que era la banca. Pero, cuando se prejubiló, tomó carrera y se entregó con cuerpo y alma al oficio de escribidor y en poco más de 10 años ya tiene en el mercado 11 novelas, alguna obra teatral, y ésta que dedica a la prosa poética.
Su género preferido es la novela negra y muchas de ellas tienen como escenario Barcelona, la ciudad donde vive y conoce como la palma de la mano, por eso, en sus obras saca la enjundia que no percibe el ciudadano que transita las calles cada día sin mirar arriba o a dentro de los edificios donde se cuece lo más sorprendente.
Aunque su obra literaria se manifiesta ahora, seguro que una parte corresponde a su etapa de empelado de banca; entre cuadre y cuadre de la caja, él iba hilvanando los argumentos de sus obras que las ha puesto en valor una vez jubilado. La literatura como las vocaciones, suelen tener un tiempo de maduración y, eso sí, un día explosionan como si fuera un milagro, pero la semilla venía de lejos. Ahora su primera pasión es la literatura y va a velocidad de crucero creando obras. Siempre se ha dicho que lo difícil es comenzar el camino, pero, una vez que se tiene una docena de libros de respaldo, la proyección viene enseguida. Solo le falta que un productor se enamore de alguno de sus argumentos, proyecte una película y, de refilón, vienen detrás todas.
Fernando tiene varias habilidades. La primera es olfato para elegir los temas. Cuando determina, por ejemplo, hacer un viaje por los cementerios, sabe que se adentra en un tema universal, que cementerios hay muchísimos y que todos tienen rasgos comunes, entre otros , que todos sus habitantes son muertos y con ellos se han llevado sus historias. De modo que, hasta en el más humilde pueblo, siempre una o varias figuras que siguen sosteniendo una leyenda debajo de su tumba. Eso, explica por qué se convierte en un itinerario turístico tanto por la estética de los panteones como por la persona que habita en él, ¿Cuántas personas pasan cada año por las tumbas de Elvis Presley, Antonio Machado o Maradona? Por tanto, la curiosidad encuentra lectores en cualquier parte del mundo para mirarse en un retrato que no le es ajeno.
La segunda, es que sabe elegir el mensaje; el título es el 50 por ciento del éxito del libro y acierta de pleno. Cuando un lector pasea por una librería, el título, le despierta o no, la tentación de cogerlo entre las manos, y son los primeros pasos para llegar hasta la caja.
Por otro lado, Fernando, goza de una dicción fluida y propia que hace que el lector se deslice por sus páginas como el patinador por una pista de hielo: va solo. Es la cultura de la prosa castellana que acierta de lleno con la etimología y significado de las palabras. Esa argamasa no se improvisa, viene de impronta cuando se ha mamado desde la niñez y se ha acrecentado leyendo buenos autores.
Haikus de Larache
Haikus de Larache son píldoras concentradas. Es el extracto de todo un día o de una situación que se resuelve en diez palabras, ¡para que más! Le van tan bien al alma como las pastillas al cuerpo.
Tiempo de otoño.
Las hojas de la higuera
van de viaje
Y como son livianas, le van bien a la mente para tomarlas a cualquier hora: antes de dormir, después de comer o sentado en una terraza mirando el horizonte. Al lector le moverá tanto la reflexión como la visita ilustrativa a u n museo o la lectura de toda una obra descriptiva.
Fernando sitúa los pensamientos en Larache, quizá porque es un escenario evocador de colores, trajín, aromas, historias, gentes, bullicio… y rincones sosegados donde se puede trascender fácilmente compartiendo un té u oyendo la llamada desde el minarete
Estos versos están hechos para mirar hacia dentro y poner en orden la casa propia sirviéndonos de la sugerencia de alguien que nos ha dado las ideas para acomodarla. Ponla a tu gusto.
El libro, incluye ilustraciones de Jandro González que completan la palabra de manera ejemplar. Son dibujos de trazo limpio que captan la esencia del pensamiento y extienden un foco de luz el mismo, asi el lector podrá disfrutar de dos artes sublimes: la literatura y la pintura