“Mejor vida es morir que vivir muertos”: Francisco Quevedo

“Lo terrible no es la llegada de la muerte, sino el adiós a la vida: Maurice Maeterlinck

“Lo malo de la inmortalidad es que hay que morir para alcanzarla”: Víctor Hugo

“La vida constituye un don de la naturaleza; pero una vida bella es un don de la sabiduría”: Anónimo

“No importa cuánto dura la vida, ni cuán rápido pasa. Lo trascendente es lo que hacemos con ella”: Anónimo

Estamos en un proceso planetario que nos obliga a reflexionar sobre nuestras vidas, en lo personal, lo colectivo y lo mundial, como humanidad.

Los grandes pensamientos precedentes enmarcan en forma resumida lo que aspiro a expresar en esta reflexión con los lectores, el virus y su mortandad, así como sus consecuencias, nos obliga a pensar. El pequeño resumen de las cifras, que a continuación detallo, es como el tañer de campanas que suenan para despertarnos como humanidad.

Tenemos en Europa 194.459 muertos y 2´585.203 contagiados.

En el mundo 482.000 muertes que próximamente pasarán del medio millón y mucho más.

En la todavía potencia mundial, Estados Unidos, 2´300.000 contagiados y 122.000 muertos.

En Brasil 53.330 muertos, 1´180.000 contagiados, y

América Latina más de 100.000 muertos. Estas cifras irán cambiando continuamente.

La primera reflexión es que no importa donde habites, la muerte actúa, hay más muertos en las grandes potencias mencionadas que en América Latina. Aquí es donde debemos pensar que lo más importante es ser felices y que buscar lo material puede, en algunos casos, ocasionarnos hasta la muerte, trabajando como esclavos marginados y solitarios. El vivir con menos recursos podría hacernos felices. En cada uno está la respuesta y la decisión, gracias al libre albedrio de los humanos.

El virus no solo mata vidas, mata negocios, mata esperanzas, sueños, aspiraciones, pero también con las limitaciones y restricciones impuestas, está permitiendo que el planeta se oxigene, disminuyendo la contaminación del aire y la imparable destrucción de nuestra tierra.

Por ello este virus es de muerte y vida. Algunos piensan que es un plan mundial para reducir la población y eliminar a los ancianos por los costos que tiene mantenerlos. En España dejaron morir a 20.000 ancianos en sus residencias para ancianos, al prohibir llevarlos a los hospitales para los tratamientos. Por lo anterior, la sociedad civil presentó ante el Tribunal de La Haya la demanda por homicidio al presidente Sánchez y su gobierno. Con ello ratificamos que el hombre es el asesino del hombre y el virus es su herramienta.

Hay quienes creen que por el poder de sus riquezas y/o conocimientos serán inmortales, no lo consiguen ni sus riquezas ni la ciencia sin la muerte, como lo expresa el pensamiento de Víctor Hugo en las frases al inicio de esta reflexión.

Hay que saber vivir valorando todo: El amor, la salud, la amistad, la familia, la tranquilidad que da la fe, la esperanza para los que creen en Dios.

Para ser feliz hay que tener salud y valores y no solo riquezas. Cada ser humano, en este campanazo que nos da el virus y las circunstancias mundiales, debe reflexionar según su ser, hacer y su proyecto de vida, antes que el virus le termine el viaje por la vida que le está condicionada a estos microscópicos seres, que en estos tiempos marcan nuestros destinos, nos obliga a tener conciencia como humanidad y a cuidar nuestra nave planeta, la Tierra, en este viaje por el cosmos infinito.

Por: Joseph Garzozi Buchdid
Imágen: iconicbestiary / Freepik

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