Los viajes alrededor del mundo suelen ser largos y, con todos los pasos que hay que dar antes de embarcar en un avión, a veces puede parecer que se pasa más tiempo en el aeropuerto que en el aire
Tanto si son dos horas como si son doce, la empresa líder en tecnología de viajes online, ha preparado algunos consejos útiles para amenizar la espera de un vuelo, más allá de comer y beber.
Liberar endorfinas
Para evitar el estrés de la espera, algunos aeropuertos disponen de gimnasios. Entre ellos, el de Doha, Baltimore-Washington, Changi (Singapur), Toronto Pearson, Dubái y San Francisco. Sin ir más lejos, en el Aeropuerto Adolfo Suárez Madrid - Barajas el año pasado se inauguró un gimnasio. Se trata de un amplio espacio con una gran sala principal de 145 m2 y dos aulas, de 35 m2 cada una, en las que se imparten clases dirigidas. El gimnasio está situado en la zona de Llegadas de la Terminal T4 (planta 0) y está destinado tanto a pasajeros como a empleados del aeropuerto.
Hay salas fitness gratuitas para practicar yoga en los aeropuertos de San Francisco y Helsinki. También se puede hacer footing aprovechando las enormes instalaciones del aeropuerto. Además, muchos aeropuertos cuentan con duchas para refrescarse antes de iniciar el viaje.
Dejarse cuidar
Actualmente, hay varios aeropuertos en todo el mundo con instalaciones de bienestar. Muchos de los principales centros —como Ámsterdam, Dubái, Bangkok, JFK Nueva York, Singapur Changi y Múnich—, cuentan con spas, así que no hay mejor momento para aliviar la tensión del viaje con un masaje o un baño en el jacuzzi. En España también se pueden encontrar auténticos oasis de relajación. El aeropuerto de Barcelona cuenta con varias instalaciones de bienestar que ofrecen terapias con una duración de 10 a 25 minutos, teniendo en cuenta el tiempo limitado de los viajeros; mientras que el aeropuerto de Madrid alberga la primera instalación de wellness realizada a nivel mundial en un recinto aeroportuario y espacios saludables en cuyos centros se ofrecen distintos tratamientos, además de alimentación orgánica.
Kiwi.com sugiere que algunos aeropuertos tienen incluso salones de belleza para llegar al destino con un aspecto renovado y sintiéndose bien. Aquellos que busquen opciones más económicas pueden buscar sillones de masaje disponibles en muchos aeropuertos, donde por solo unas monedas la relajación está garantizada.
Admirar la naturaleza
El aeropuerto de Changi, en Singapur, es uno de los más valorados por los pasajeros de todo el mundo. Los viajeros lo alaban no solo por la amabilidad del servicio y la infraestructura, sino también por sus numerosas opciones de entretenimiento, como la piscina en la azotea y un cine abierto las 24 horas. Además de restaurantes y tiendas de categoría mundial, cuenta con un mariposario —con unas 1.000 mariposas tropicales de hasta 40 especies distintas—, y la escultura cinética más grande del mundo, Kinetic Rain, compuesta por más de 1.000 gotas de bronce líquido que representan formas.
Por su parte, en España recientemente se han inaugurado dos jardines verticales en la zona de facturación del aeropuerto de Alicante-Elche Miguel Hernández, con una superficie de 125 m2 y 4.500 plantas naturales, para reducir el estrés visual y fomentar el bienestar de pasajeros y usuarios.
Hacer nuevas amistades
Los viajes en solitario son el momento perfecto para conocer gente nueva: es una gran oportunidad para compartir ideas, anécdotas y experiencias de viajes pasados. Las conversaciones en el aeropuerto también brindan consejos sobre el destino, que pueden ser especialmente útiles para quienes viajan solos o de forma espontánea, sin planes previamente agendados.
Alojarse en un Yotel
Dormir en el aeropuerto normalmente no suele ser una experiencia agradable, pero con Yotel la cosa cambia. Esta cadena de hoteles modernos, inspirados en cápsulas, se puede encontrar en los aeropuertos de Ámsterdam, Londres Gatwick, Estambul, Singapur Changi y París Charles de Gaulle. Las sucursales aeroportuarias —conocidas como Yotelair—, están especialmente pensadas para aquellos viajeros con una larga escala o que aterrizan tarde en la noche.
Una habitación estándar de Yotelair en el aeropuerto londinense de Gatwick mide unos siete metros cuadrados. Pero, a pesar de su tamaño, el espacio está estratégicamente repartido y cuenta con un cuarto de baño con ducha, una cama individual, un pequeño escritorio y un televisor de pantalla plana. Sin duda, una experiencia innovadora que no deja indiferente a nadie
Entretenerse observando a la gente
Buscar al azar a una persona entre la multitud puede ser divertido para tratar de adivinar sus gustos, su destino de viaje, etc. Por ejemplo, una chica nerviosa con una gran mochila y un frappuccino en la mano, viajando sola, puede que tenga otra escala por delante en su camino hacia el próximo país que pretende visitar durante su año sabático. O quizá un hombre trajeado se dirija a la boda de un amigo directamente desde el aeropuerto. Basta con dejarse llevar por la imaginación para pasar un buen rato. Y quién sabe si, en un futuro, poder escribir una novela basada en experiencias aeroportuarias.