A finales de los años 20, un arquitecto alemán llamado Herman Sörgel, planteó un proyecto faraónico que, de llevarse a cabo, cambiaría la geografía del mundo conocido. Para lograr sus objetivos dividió el proyecto en dos fases. I y II.
Fase I. El arquitecto propuso secar el mar Mediterráneo y en tal sentido, sugirió construir un gran muro de 15 Kilómetros de largo por 300 metros de alto y 2,5 Kilómetros de ancho, que estaría situado entre los pilares de hércules (Estrecho de Gibraltar) y sobre este muro, colocar un edificio de 400 m de altura.
El objetivo del proyecto era interrumpir la circulación de agua entre el mar Mediterráneo y el Océano Atlántico. Como quiera que éste último se encuentra en un nivel mayor, eventualmente el Mediterráneo se secaría por evaporación y con el tiempo perdería de 100 a 200 metros de nivel.
Otro muro sería construiría en la unión del Mediterráneo y el mar Rojo; su misión, igual que el muro de Gibraltar, sería cerrar la comunicación entre el Mar rojo y el Mediterráneo evitando la circulación de agua hacia el Mediterráneo y secarlo también por evaporación.
Un Atlantropa en la antigüedad
Hace 5 o 6 millones de años en Gibraltar existía un muro natural que impedía el paso de agua hacia el Mediterráneo. Estudios recientes indican que, en el lecho marino del estrecho estuvo ubicada una isla que denominaron Espartel. Algunos cultores del mito de la Atlántida la relacionan con la desaparición de dicha isla. Posiblemente, el arquitecto colocó el nombre al proyecto Atlantropa, en referencia a este hecho.
En la etapa de existencia de Espartel, el Mediterráneo se secó completamente; los ríos de su cuenca no proporcionaban el caudal suficiente para mantener el nivel del mar. Los posteriores cambios geológicos restauraron la comunicación entre ambos mares dándole a Europa, su actual configuración geográfica.
Fase II
La segunda parte del mega proyecto consistía en hacer una represa en el río Congo (África) con el fin de fabricar un inmenso lago artificial que se conectaría con el lago Chad, el cual, a su vez, subiría de nivel y formaría un segundo río Nilo que desembocaría en Túnez.
El desborde de agua irrigaría el desierto del Sahara, permitiendo ganar en ella, grandes extensiones de tierras para cultivo. Por otra parte, en el interior del continente africano se formarían grandes lagos hasta de 1.000.000 de kilómetros cuadrados, inundando grandes zonas boscosas. Igualmente se aprovecharía el caudal del río para generar energía eléctrica.
Atlantropa es el nombre dado a un proyecto que preveía la construcción de una inmensa presa en el estrecho de Gibraltar, lo que habría permitido cerrar el mar Mediterráneo.
Objetivos del proyecto Atlantropa
Los objetivos del proyecto se podrían dividir en dos tipos: económicos y sociales.
Objetivos económicos del proyecto Atlantropa
Una vez disecado el Mediterráneo, se podía utilizar 650.000 Kilómetros cuadrados del mar seco (más que la superficie de Francia), con los que se podía unir Europa y África a través de puentes, túneles y autopistas. Esto facilitaría al continente europeo el acceso a una gran cantidad de materias primas necesarias para generar condiciones laborales que implicarían cientos de miles de empleos.
La diferencia de nivel entre el mar Atlántico y el Mediterráneo se podía aprovechar para la generación de energía eléctrica barata y abundante. Antes de la Segunda Guerra Mundial se auguraba una gran crisis energética para Europa. Ahora bien, en el proyecto Atlantropa, las propuestas centrales hidroeléctricas se encontraban ubicadas de manera estratégica, entre los estrechos de Gibraltar y Dardanelos, capaces de producir más energía que todas las plantas nucleares (actuales) de Alemania juntas.
Objetivos sociales del proyecto Atlantropa
Durante la época de esta propuesta, el mundo acababa de salir de su primera guerra, quedando un ambiente tenso y repleto de desigualdades. El arquitecto Sörgel pensaba que la respuesta a una situación tan difícil y complicada podría ser un megaproyecto que involucrara a todos los países de Europa. Los enormes gastos que involucraría el proyecto no podrían ser desviados hacia el financiamiento de una nueva guerra.
Aunque los detractores de Sörgel le dan un carácter colonialista y pro-nazi, su objetivo pretendía evitar un nuevo conflicto bélico en perjuicio del continente.
Al ganar las elecciones en el año 1933, el nazismo se convirtió en una traba del proyecto; Hitler no quería unirse a los demás países de Europa; al contrario, los culpaba de la situación económica alemana. Por otra parte, muchos de los intelectuales que apoyaban el proyecto eran judíos. La propia esposa de Sörgel, de raíces judías, terminó de aislarlo de los nazis.
Una de las propuestas financieras de Sörgel era la creación de un organismo supranacional que se encargaría de administrar el proyecto, supervisar las relaciones entre las naciones, articular entre ellas y evitar posibles conflictos.
Conclusiones
Los enormes costos del proyecto hacían inviable que un solo país lo asumiera. Para acometer los retos e implicancias logísticas, se necesitaban esfuerzos de todas las naciones de Europa. Por otro lado, el impacto ambiental sería tremendo. Las lagunas salobres remanentes terminarían considerándose no aptas para la flora o fauna, convirtiéndose en una especie de mar muerto. Las tierras ganadas al mar tendrían suelos salinos no aptos para la agricultura. La inundación de los extensos bosques en África, también afectaría el hábitat de la flora y fauna regional. Por último, los humanos que habitaban los bosques tendrían que ser desplazados, lo cual implica altos costos sociales.
Después de la Segunda Guerra Mundial, con el fin del colonialismo y la energía nuclear en escena, se le dio el finiquito al proyecto. En nuestros días, si llegara a retomarse este planteamiento, los movimientos ambientalistas se opondrían rotundamente; ya que los riesgos ambientales han de ser muy grandes. Para completar, su mejor oferta como era la producción de energía abundante no cubriría en la actualidad la demanda de toda Europa.
