¿Sabías que las carnes procesadas aumentan el riesgo de enfermedades?
28 mil millones de USD en ahorros sanitarios si las naciones con alto consumo logran reducir las enfermedades relacionadas con la carne procesada. Los ahorros derivados de una reducción del 30% en la carga de enfermedad podrían financiar los salarios de más de 374.000 enfermeras
Un nuevo análisis de Zero Carbon Analytics (ZCA) muestra que reducir el consumo de carne en países de altos ingresos y alto consumo —incluidos Estados Unidos, gran parte de Europa, Reino Unido, Australia y Canadá— podría liberar miles de millones hacia sistemas de salud ya sobrecargados. El estudio encontró que:
- Una reducción del 10% en la carga de enfermedad atribuida a la carne procesada podría liberar unos 9.000 millones de USD al año, suficientes para financiar casi 130.000 enfermeras adicionales en los países analizados, según el salario promedio de cada uno.
- Una reducción más ambiciosa del 30% liberaría 28.000 millones de USD, equivalentes al salario anual de más de 374.000 enfermeras.
- Una disminución del 10% en la carga de enfermedad atribuida a la carne roja podría liberar aproximadamente 6.300 millones de USD al año, suficientes para pagar a más de 86.000 enfermeras.
- Una reducción del 30% podría redirigir casi 19.000 millones de USD, lo que permitiría contratar a más de 260.000 enfermeras en los países estudiados.
“Nuestras dietas nos están fallando, al igual que a nuestros sistemas de salud. Las dietas cargadas de carne roja y procesada están impulsando enfermedades y drenando los presupuestos sanitarios, mientras la industria sigue influyendo en las políticas y el marketing en su propio interés. Ya hemos visto esto antes con el tabaco, el alcohol y el azúcar, y está demostrado que la prevención salva vidas y dinero. Es evidente que la carne procesada pertenece a la misma categoría, y esto no puede seguir sin control.” comenta el Dr. Chris Van Tulleken, Profesor de Salud Global e Infecciones, University College London.
El análisis de ZCA aporta nuevas perspectivas sobre cuánto gastan los países ricos para mitigar —pero no eliminar— la carga de enfermedad.
Suiza es el mayor gastador, llegando a pagar hasta 99.000 USD en costes de tratamiento y cribado para evitar la pérdida de un solo año de vida saludable debido a enfermedades vinculadas con la carne procesada, o 76.000 USD en el caso de la carne roja. Le siguen de cerca Alemania, Países Bajos, Dinamarca y Noruega.
Un alto gasto no garantiza el éxito: los cálculos revelan que, a pesar de que EE.UU. es uno de los países que más invierte, sus ciudadanos sufren una mayor carga de enfermedad por carne roja y procesada que la de muchos otros países de altos ingresos con niveles de consumo similares. Esto refuerza la evidencia de que las intervenciones dietéticas para reducir el consumo de carne probablemente ofrezcan un camino más sostenible hacia mejores resultados en salud.
“Los países ricos pagan un alto precio por su adicción a la carne roja y procesada. Las naciones con sistemas de salud sólidos pueden absorber el impacto de este consumo excesivo, pero muchas otras no, incluso invirtiendo enormes cantidades de dinero. Y esto es solo el comienzo: a medida que aumenta el consumo de carne en países de ingresos medios y bajos, amenaza con tener un impacto aún mayor sobre vidas humanas y economías en todo el mundo, ya que los sistemas de salud no podrán seguir el ritmo.” comenta la Dra. Lujain Alqodmani, Líder de Redes de Profesionales de la Salud en Health Care Without Harm.
La carne procesada, como embutidos y fiambres, y la carne roja, como la ternera, están estrechamente vinculadas a mayores riesgos de cáncer, diabetes tipo II, enfermedad renal y enfermedades cardiovasculares. Según el Global Burden of Disease Study —el mayor estudio global de salud basado en datos reales—, en 2021 la carne procesada estuvo vinculada a 295.000 muertes, y la carne roja a 334.000 muertes. También se encontró que el consumo de carne roja y procesada fue responsable de la pérdida de 10,4 millones y 9,6 millones de años de vida saludable, respectivamente, es decir, años que podrían haberse vivido libres de enfermedades relacionadas con la dieta.
La Organización Mundial de la Salud clasifica la carne procesada como carcinógena para los humanos y la carne roja como probablemente carcinógena. Sin embargo, el consumo sigue en aumento. La ingesta mundial de carne creció casi un 20% entre 2002 y 2022. El consumo de carne procesada aumentó aún más drásticamente: un 152,8% entre 1990 y 2018.
“No nos engañemos: el consumo de carne roja y procesada está alimentando una crisis sanitaria evitable, desde el aumento de tasas de cáncer hasta la creciente presión sobre hospitales y presupuestos. No se trata de eliminar la carne de nuestras dietas, sino de abordar los peligrosos niveles de sobreconsumo y promover un cambio sistémico que convierta las elecciones más saludables en las opciones más fáciles y económicas.” añade la Dra. Alqodmani.
La evidencia respalda firmemente que la prevención es más rentable que el tratamiento. Por ejemplo, estudios han demostrado que tratar enfermedades vinculadas a dietas altas en sal es más de 100 veces más caro que aplicar una política de reducción de sal.
Solo en Estados Unidos, una reducción del 30% en el consumo de carne roja y procesada —el equivalente aproximado a comer seis lonchas menos de bacon por persona a la semana— podría prevenir en diez años:
- Más de un millón de casos de diabetes tipo II,
- Casi 400.000 infartos o accidentes cerebrovasculares,
- Más de 84.000 cánceres colorrectales,
- Y más de 60.000 muertes.
Beneficios comparables podrían lograrse en Europa, donde la carne procesada provoca más de 1,8 millones de DALYs (años de vida ajustados por discapacidad) al año.
El análisis de ZCA propone que la prevención podría generar beneficios de salud y económicos mucho mayores, liberando recursos para otras prioridades sanitarias. Las recomendaciones incluyen:
- Priorizar la prevención reduciendo el consumo de carne roja y procesada.
- Aplicar políticas fiscales, como impuestos y restricciones de marketing, similares a las que se han implementado con éxito en productos como el azúcar o la sal.
Carne roja y procesada: un alto coste para la salud y la economía
- Reducir el consumo de carne procesada y roja en países de altos ingresos podría ahorrar hasta 28.000 millones de USD al año en gastos sanitarios.
- Con esos ahorros se podrían pagar los salarios de más de 374.000 enfermeras.
- Las dietas ricas en estas carnes están vinculadas a cáncer, diabetes tipo II, enfermedades renales y cardiovasculares.
- En 2021 se atribuyeron a su consumo 629.000 muertes y más de 20 millones de años de vida saludable perdidos.
- La OMS clasifica la carne procesada como carcinógena y la carne roja como probablemente carcinógena.
- La prevención es más rentable que el tratamiento: reducir el consumo puede salvar vidas y aliviar presupuestos sanitarios.
Recomendaciones:
- Disminuir el consumo de carne roja y procesada.
- Elegir opciones más saludables: bajo contenido en sodio y sin aditivos artificiales.
- Implementar políticas fiscales y restricciones de marketing, como ya ocurre con el tabaco, el azúcar o la sal.
“La evidencia científica es clara: reducir el consumo de carnes procesadas no es una tendencia, es una necesidad para la salud pública.”