Lo tienen todo: belleza, exotismo, naturaleza, tradiciones, seguridad, vida salvaje, selectos..., y con todos los mimos.
Dejamos atrás el que seguramente ha sido el año más triste y nefasto de nuestras vidas. Ese que nos ha hecho cambiar nuestras costumbres, alejarnos de familia y amigos, trabajar (los que pueden) de otra forma... aunque también solidarizarnos con los demás, descubrir nuestro yo interno, valorar los pequeños e íntimos momentos, tratar de ser mejores...
Y comienza el esperanzador 2021 en el que confiamos que todo cambie, en el que creemos poder realizar algunos sueños que nos hagan olvidar la pesadilla vivida. Y entre esos sueños para la mayoría está la idea de poder volver a viajar. Hacer pequeñas escapadas, conocer mejor nuestro país, callejear sin mascarilla por grandes ciudades o escondidos pueblos, valorar otra vez la naturaleza y el paisaje.
El comienzo de un año es el momento de hacer nuevos planes. Algunos son los de siempre: aprender inglés, ir al gimnasio, adelgazar, leer más... Pero no está de más apuntar alto y pensar en realizar ese viaje ideal que hemos imaginado desde hace tanto tiempo, ese “salto al Paraíso” que siempre hemos aplazado para un buen momento. Ahora el momento puede haber llegado y lo cogeremos con más deseo que nunca. Aquí proponemos cinco de esos paraísos soñados que nos hagan olvidar la pesadilla.
Maldivas, el Paraíso en píldoras
Quien visita Maldivas coincide con una vieja leyenda que dice que, en algún momento, una mano invisible debió tomar un pedacito del Edén para luego espolvorearlo sobre nuestro planeta, con tal acierto que cayó magistralmente en forma de unas 1.200 islas sobre el océano Índico.
Dispuestas en 26 atolones en un territorio total de 750 km. a través del océano, las Maldivas configuran el país más plano del mundo. Sus playas de arena blanca, salpicadas por exuberantes palmerales y cocoteros, se han convertido en un exclusivo destino donde desconectar de la cotidianidad y acercarse al Paraíso. Pero si las imágenes de sus impresionantes resorts nos dejan sin palabras, el fondo marino que se oculta tras ellas no tiene nada que envidiar. Así, las Maldivas hacen las delicias de los buceadores expertos y aprendices que cada año se deciden a explorar sus profundidades, especialmente en Baa Atoll, declarado Reserva de la Biosfera por la UNESCO.
Cada una de las islas que configuran las Maldivas, no tiene más de un kilómetro cuadrado de extensión convirtiéndose en pequeñas capsulas de Paraíso con propiedades muy diferentes entre sí, con su propia esencia natural y peculiaridades, pero determinada, en la mayoría de los casos, por las dimensiones y profundidad de la barrera de coral que las rodea, su atolón y el lugar que ocupa en el Océano. Siempre rodeadas por esa maravillosa laguna de tonos turquesa, se pueden encontrar algunas islas con largas lenguas de arena que se pierden en el mar o vistosos arrecifes de coral que se han convertido en hogar de cientos de peces de colores, tiburones, mantas raya, tortugas o incluso el majestuoso tiburón ballena.
Además, la mayoría de las islas turísticas –unas 150 aproximadamente– siguen el concepto ‘One island, One resort’. Así, cada cadena hotelera imprime su propio estilo y saber hacer, generando un concepto único y una amplia variedad de propuestas para el destino. Diversos estilos, distintas instalaciones y la variada oferta de experiencias terminan configurando la personalidad de cada una de estas islas donde se pueden disfrutar cines al aire libre, una noche de glamping bajo las estrellas o románticos cruceros al atardecer, entre otras muchas actividades.
Si las Maldivas, siempre se han considerado un paraíso, recientemente han sido reconocidas como el Mejor Destino del Mundo 2020 según los World Travel Awards. Premio recibido en gran parte por su belleza, pero también por su rápida capacidad de respuesta a los cambios del último año y su adaptación a la Nueva Normalidad. A su estilo habitual con habitaciones en formato de villas independientes y grandes espacios abiertos que favorecen la privacidad e invitan a mantener las distancias de manera espontánea, se han sumado rigurosas medidas de seguridad y garantías de salud e higiene.
África Oriental, en busca de la gran migración
En pocos lugares la naturaleza se presenta de una manera tan majestuosa como en África Oriental. Salvaje y exuberante, ofrece a sus visitantes paisajes y experiencias que no podrán encontrar en ningún otro lugar. Presidida por el Kilimanjaro y bañada por el Océano Índico, en esta región nos sorprenden Kenia y Tanzania, diferentes pero unidas por uno de los fenómenos naturales más impresionantes del planeta: la Gran Migración.
Para quienes no están familiarizados con este fenómeno, aclaramos que la migración consiste en un viaje que cada año emprenden millares de ñús, cebras, girafas y otras especies herbívoras a través de la Reserva Nacional de Masai Mara en Kenia, la Zona de Conservación del Ngorongoro y el Parque Nacional del Serengueti en Tanzania. Un movimiento migratorio circular que recorre más de 3.000 kilómetros y que se convierte en epicentro de la vida salvaje en la región, pues al más de un millón de animales que conforman esta voluminosa manada se suman todo tipo de depredadores y animales carroñeros. De ahí, que uno de los momentos más impresionantes de todo safari, ya sea en Kenia o en Tanzania, sea el encuentro con la Migración y para ello es fundamental entender su funcionamiento y estacionalidad.
Este ciclo de la vida se repite cada año con una precisión casi mágica, aunque en realidad las lluvias y la búsqueda de alimento son los principales motores que impulsan este círculo que nunca termina. Siguiendo el mismo sentido que las agujas del reloj, la Gran Migración comienza cada año en enero, al sur del Serengueti junto al lago Ndutu. Este momento, es uno de los mejores para visitar Tanzania, pues coincide con la época de nacimientos, hecho que no sólo aumenta el número de efectivos de las distintas manadas, también el de depredadores como leones o leopardos, hienas y otros carroñeros. A partir de abril, las lluvias en Tanzania provocan que las manadas pongan rumbo noroeste hacia el Masai Mara en Kenia, donde suelen pasar una larga temporada entre los meses de agosto y octubre. En noviembre, se inicia el camino de regreso al sur donde llegarán en torno a diciembre para nuevamente comenzar este ciclo sin fin.
Quienes buscan una experiencia más íntima y personal, no pueden perder la ocasión de extender su viaje al Parque Nacional de la Selva Impenetrable de Bwindi en Uganda que ofrece escenarios de película protagonizados por la selvática majestuosidad de sus paisajes. Además, si por algo destaca Uganda, es por ser hogar de unos 400 gorilas de montaña –la mayor concentración de esta especie en el mundo–. Así, se convierte en uno de los pocos lugares donde es posible encontrarse cara a cara con una familia de gorilas de montaña, una exclusiva experiencia tan única como inolvidable. Un escenario idílico que alcanza un tono casi místico al amanecer cuando la niebla cubre las verdes montañas. La Caminata para conocer a los gorilas, es una actividad que se realiza en grupos muy reducidos, siempre acompañados por expertos cuidadores y guardabosques que garantizan la protección de esta especie endémica y también la seguridad de sus visitantes. De hecho, para poder acceder al parque se requiere un permiso especial que debe ser solicitado para su aprobación antes del viaje.
El “Maná” existe y está en Polinesia Francesa
Perdidas en mitad del Pacífico se encuentran las Islas de Tahití, un conjunto de unas 118 islas formalmente conocidas como la Polinesia Francesa, repartidas en cinco archipiélagos: Tuamotu, Marquesas, Gambier, Austral e Islas de Sociedad, en este último es donde se encuentran las más conocidas y visitadas con Bora Bora Moorea y la propia Tahití como máximo exponente.
Un viaje a Polinesia Francesa suele combinar la estancia entre al menos 3 ó 4 islas, teniendo así oportunidad de conocer los diversos paisajes y peculiaridades que se convierten en la carta de presentación de cada una de ellas. Durante el viaje los visitantes consiguen aprender los matices de cada región, determinados en su mayoría por factores endémicos, pero también por los diversos acontecimientos históricos y los residentes como Gauguin o Marlon Brando que a lo largo de los años han pasado por la Polinesia.
Más allá de las diferencias, existe gran valor en apreciar aquello que les une como la marcada influencia francesa que se deja sentir especialmente en platos regionales tan característicos como el Poison Cru. También la arraigada cultura ma’ohi, que determina el carácter y sentir del corazón polinesio y queda magistralmente expresado a través de la música y las espectaculares danzas tradicionales. Pero si hay algo intrínseco al corazón polinesio es el ‘Maná’ una fuerza cósmica, presente en todos los aspectos de la vida, que simplemente envuelve y rodea todo.
Todo viaje que se precie a Polinesia Francesa exige una parada obligada en Bora Bora, la más famosa y espectacular de las islas gracias a su perfil volcánico reconocible incluso desde el aire. Además, la gran laguna de distintas tonalidades turquesa será el centro de tus días y también de las noches, para quienes se alojen en uno de los bungalows sobre el agua que ofrecen los diferentes hoteles. No obstante, dado el largo viaje para llegar hasta Tahití, merece la pena aprovechar los bonos de vuelos domésticos que ofrece la aerolínea local, Air Tahití, para visitar la popular Moorea a tan sólo 30 kilómetros de Tahití u otras opciones algo más retiradas, pero con gran personalidad. Destaca la enigmática isla de Taha’a también conocida como la isla de la vainilla o Fakarava el segundo atolón más grande del país donde disfrutar de interesantes expediciones submarinas. Para los públicos más selectos, Tetiaroa la isla inhabitada con su exclusivo resort ‘The Brando’ se han convertido en una opción indispensable.
Dubai, mucho más que una simple escala
Moderna y sofisticada, la ciudad de Dubai se ha abierto un hueco en la mente de todos a través de sus rascacielos de formas imposibles que atesoran récords mundiales. Sede de importantes acontecimientos culturales y deportivos, como la Expo 2020 Dubai que finalmente se celebrará en 2021, se ha convertido en la ciudad más importante de Emiratos Árabes Unidos y una de las metrópolis más visitadas del mundo.
Con una clara raíz beduina que aún se puede sentir en algunas zonas como Dubai Creek, nos muestra cómo la vanguardia se ha abierto paso entre las dunas del desierto y los tradicionales zocos rediseñando una ciudad que se ha convertido en emblema mundial. Gracias también a su situación geográfica en Oriente Próximo y la alta capacidad de su aerolínea de bandera, Emirates, Dubai es lugar de paso habitual y casi parada obligatoria para millones de viajeros cada año.
Sin embargo, el gran éxito de Dubai viene determinado por su capacidad de seducir a todo tipo de viajeros. No importa tu origen, tu edad ni tus intereses en Dubai encontrarás tu propio lugar. La ciudad ofrece todo tipo de actividades desde opciones culturales y visitas a los edificios más emblemáticos entre los que no puede faltar el mirador del Burj Khalifa situado en la planta 148 de este imponente edificio. El desierto es uno de los puntos más importantes donde practicar diversas actividades de aventura, aunque el magnífico puerto deportivo Marina Dubai también es un referente para practicar distintos deportes acuáticos.
La oferta de Dubai, se complementa de manera casi armónica con la vecina Abu Dhabi (a tan sólo una hora de distancia en coche) donde se puede visitar la Gran Mezquita Sheikh Zayed, la tercera más grande del mundo, el parque temático Ferrari World o el circuito de carreras de Yas Marina. También se puede visitar (alojarse es otra cosa) el Emirates Palace Hotel, catalogado como 7 estrellas gran lujo que suele alojar a destacados líderes, alguno de ellos bien conocido en España.
Dubai está abierto al turismo internacional desde el pasado mes de julio sin incidencias reportadas hasta la fecha. Para visitar el país no es necesario visado, pero sí se requiere una prueba PCR negativa emitida máximo 96h antes de la llegada al país. Ahora, la aerolínea Emirates ofrece unas condiciones muy ventajosas, incluyendo un seguro médico y la posibilidad de estancia gratuita en un hotel 5*de la ciudad.
Sri Lanka, la isla de la “Serendipia”
Sri Lanka conocida por los antiguos persas como Serendipia, es un lugar, como indica el diccionario, repleto de hallazgos tan valiosos como inesperados. Esta pequeña isla situada al sur de India guarda sorprendentes enclaves naturales y culturales que poco a poco se revelan durante un recorrido por la misma. Y es que, al igual que los primeros comerciantes que llegaron al país, a primera vista nadie espera que esta pequeña isla pueda concentrar tal variedad cultural, natural y paisajística.
Las rutas más habituales comienzan el recorrido en Dambulla, un importante centro cultural que destaca no sólo por las fantásticas Cuevas del Templo de Oro de Dambulla, también por su proximidad a los grandes núcleos culturales. Merece la pena pasar al menos 2 ó 3 noches en esta zona, desde donde se puede llegar en no más de una hora a las ruinas de los antiguos reinos de Anuradhapura o Polonnaruwa. Aún más próximo, se encuentra el Parque Nacional de Minneriya donde se pueden realizar safaris en jeep y visitar uno de los platos fuertes de este viaje: la Fortaleza del León construida sobre la Roca de Sigiriya.
Desde Kandy, hacia el sur nos adentramos en el paisaje de colinas y amplias plantaciones de té que han conferido a este región –Nuwara Eliya– con el sobrenombre de ‘la pequeña Inglaterra’. No sólo por el paisaje, también sentiremos cómo el clima se refresca. En este punto del viaje, uno se relaja inspirado por los paisajes y dedica los días a admirar la vida rural de las características recolectoras de té, degustar las variedades del mítico té de Ceylán, pasear entre cascadas e incluso realizar algún que otro trekking en la zona de Little Adams Peak o el Parque de Horton Plains.
En la esquina sureste se encuentra el Parque Nacional de Yala, hogar de numerosos elefantes y la población de leopardos más amplia del país. Siguiendo la línea costera hacia la costa Oeste, aparecen en el camino algunas de las playas más bonitas como Tangalle, Mirissa, Unawatuna o Bentota. Aunque uno de los enclaves más sorprendentes de esta región es Galle, la pequeña ciudad colonial que guarda en su fuerte años de herencia holandesa, portuguesa y británica. Su especial arquitectura y el carácter bohemio que se respira en el ambiente, le ha convertido en uno de los lugares más visitados de toda la isla.
Un viaje seguro
Todos estos destinos están abiertos, en general, al turismo desde el verano y la incidencia del virus ha sido mínima. Ninguno de estos países está incluido en el listado de países de riesgo que publica el Ministerio de Sanidad. No obstante todos ellos exigen presentar una prueba PCR negativa realizada como máximo 72 horas antes de la llegada al país y, a veces, otra posterior. Los viajes se hace en grupos reducidos y preservando la distancia de seguridad. El clima caluroso en todos ellos y las muchas horas de sol son buenos aliados contra la proliferación del virus. Para viajar a Dubai y otros países de Asia, la aerolínea Emirates ofrece unas condiciones muy ventajosas, incluyendo un seguro médico y la posibilidad, caso de contagio, de estancia gratuita en un hotel 5*de la ciudad.
Sri Lanka planea la apertura de sus fronteras a principios del 2021, convirtiéndose así en uno de los primeros países del Subcontinente Indio en retomar la actividad turística. Las medidas de seguridad están siendo cuidadosamente revisadas, aunque aún no se han publicado de manera oficial, parece que la prueba PCR negativa será una de las claves para poder viajar a este pequeño paraíso. La infraestructura turística de Sri Lanka y la amplia variedad de servicios ofrecidos permiten organizar tours en vehículo privado con guía a precios muy competitivos incrementando las medidas de seguridad e higiene sin repercutir en el presupuesto necesario para el viaje.